Las emociones y la inteligencia emocional

Todo el comportamiento de los seres humanos tiene su fundamento en tres dominios principales, a saber: el lenguaje, el cuerpo y las emociones. En consecuencia, lo que hablamos, lo que sentimos y nuestra corporalidad deben mantener una coherencia. Si estamos alegres, nuestras expresiones verbales y nuestra expresión corporal denotarán tal alegría. Si estamos tristes, por el contrario nuestras expresiones verbales y nuestra expresión corporal difícilmente reflejarán alegría.
Este artículo está dedicado al dominio de las emociones. Primero tratando de entender su definición, su impacto en los seres humanos y la forma como abordarlas a través de la Inteligencia Emocional:
El término emoción viene de la raíz inglesa Movimiento “motion”, y no es más que una respuesta que damos ante un estímulo o evento determinado, bien sea éste externo, o incluso interno, como por ejemplo un recuerdo o una idea.
En este aspecto es importante destacar que las emociones sencillamente ocurren, no es voluntario el acto de generarlas. Sin embargo, puede suceder que, que a diferencia de una reacción, nos encontremos ante una predisposición para actuar, en cuyo caso decimos que estamos ante un Estado Emocional o más comúnmente un Estado de Animo.
De manera que las emociones tienen la característica de ser específicas y reactivas ante un determinado evento. Es decir, son una respuesta ante un acontecimiento determinado, por ejemplo ante un grito podemos reaccionar con miedo, sorpresa, rabia, curiosidad. Por otra parte los Estrados de Animo, son emociones que se instalan a partir de su permanencia a través del tiempo, no dependen de un acontecimiento específico, sino que diversos acontecimientos pasados, traumas, experiencias, han influido para que la persona esté dando esa respuesta emocional.
Cómo impactan las emociones en los seres humanos.
El impacto de las emociones en los seres humanos no es consecuencia, como muchas veces solemos leer, del carácter positivo o negativo de la emoción. Por definición no existen emociones positivas o negativas. Las emociones por sí mismas no tienen esa distinción. Es lo que hacemos o cómo somos afectados por las emociones lo que en todo caso le dará un contenido positivo o negativo. Por tanto vale destacar:
1.- La turbulencia del panorama actual origina una serie de emociones en los individuos que se ven reflejadas en la familia, en las organizaciones y en la sociedad en general.
2.- Dado el resultado positivo o negativo que se puede desencadenar, las emociones y los comportamientos que las pueden suceder imprimen en la familia, las organizaciones y la sociedad características diversas, que pueden ser favorables o adversas.
3.- La intensidad de una emoción puede también ser preponderante. Por ejemplo el miedo puede manejarse positivamente y generar respuestas inteligentes, pero si se presenta en exceso puede producir una parálisis parcial o total de las acciones del individuo. También se puede tomar el caso de la ira, un sentimiento que experimenta el individuo como resultado de frustraciones y que puede manejarse desde un punto de vista positivo para alcanzar los objetivos de desarrollo personal e incluso organizacional; sin embargo, cuando la ira deja de ser transitoria, o se reprime y se convierte en resentimiento, genera conflictos interpersonales que pueden afectar muy negativamente su entorno familiar, organizacional o social.
La importancia del autoconocimiento

¿Cómo está usted? es una pregunta importante, tanto si nos la hacemos a nosotros mismos como si nos la formulan otros. ¿Cómo está usted? nos pide que seamos capaces de describir nuestros sentimientos con palabras, que les coloquemos unas etiquetas que reflejen su variedad.
Una vez que somos capaces de reconocer nuestros diferentes sentimientos, nuestra posibilidad de controlarlos es mucho mayor. ¿Por qué es importante hacerlo? Porque su estado anímico influencia en gran medida lo que usted haga. Cuando usted está triste, se mostrará retraído. Cuando está contento, derrochará buen humor. Pero si usted no sabe cómo está, entonces tampoco sabe cuál es su forma de actuar más probable, y por tanto, no estará seguro de cómo ponerla en práctica.
La Inteligencia Emocional

Como seres humanos que somos, es imposible pensar que podamos vivir sin emociones. Las sentimos, enfrentamos y experimentamos como seres individuales y las percibimos y enfrentamos en todas las personas con las que nos toca compartir, desde la familia, la organización donde trabajamos, el taxista, el restaurant, etc.
El término Inteligencia Emocional precisamente se refiere a la capacidad humana de sentir, entender, controlar y modificar estados emocionales en uno mismo y en los demás. Inteligencia emocional no es ahogar las emociones, sino dirigirlas y equilibrarlas.
El término de Inteligencia Emocional, que surge a difusión con el famoso libro de Daniel Goleman “La Inteligencia Emocional”, 1995, se apoyó fundamentalmente en la teoría de ‘las inteligencias múltiples’ del Dr. Howard Gardner, 1983, de la Universidad de Harvard, quien plantea que las personas tenemos 7 tipos de inteligencia que nos relacionan con el mundo. A grandes rasgos, estas inteligencias son:
Inteligencia Lingüística: Es la inteligencia relacionada con nuestra capacidad verbal, con el lenguaje y con las palabras.
Inteligencia Lógica: Tiene que ver con el desarrollo de pensamiento abstracto, con la precisión y la organización a través de pautas o secuencias.
Inteligencia Musical: Se relaciona directamente con las habilidades musicales y ritmos.
Inteligencia Visual - Espacial: La capacidad para integrar elementos, percibirlos y ordenarlos en el espacio, y poder establecer relaciones de tipo metafórico entre ellos.
Inteligencia Kinestésica: Abarca todo lo relacionado con el movimiento tanto corporal como el de los objetos, y los reflejos.
Inteligencia Interpersonal: Implica la capacidad de establecer relaciones con otras personas.
Inteligencia Intrapersonal: Se refiere al conocimiento de uno mismo y todos los procesos relacionados, como autoconfianza y automotivación.
Estas dos últimas categorías son precisamente la clave de la hoy llamada Inteligencia Emocional:
"La Inteligencia Interpersonal se construye a partir de una capacidad para sentir distinciones entre los demás: contrastes en sus estados de ánimo, temperamentos, motivaciones e intenciones. En formas más avanzadas, esta inteligencia permite a un adulto hábil leer las intenciones y deseos de los demás, aunque se hayan ocultado...
"Y a la Inteligencia Intrapersonal como "el conocimiento de los aspectos internos de una persona: el acceso a la propia vida emocional, a la propia gama de sentimientos, la capacidad de efectuar discriminaciones entre las emociones y finalmente ponerles un nombre y recurrir a ellas como un medio de interpretar y orientar la propia conducta..."
Las Competencias que determinan la Inteligencia Emocional
Daniel Goleman, distingue cinco habilidades prácticas, que son la clave para determinar el “nivel” de de la Inteligencia Emocional, cuyas habilidades se apoyan en diversas competencias que tienen o pueden desarrollar los individuos en el camino a ser más emocionalmente inteligentes. Estas capacidades son:
Autoconciencia: Implica reconocer los propios estados de ánimo, los recursos y las intuiciones. Las competencias emocionales que dependen de la autoconciencia son:
Conciencia emocional: identificar las propias emociones y los efectos que pueden tener.
Correcta autovaloración: conocer las propias fortalezas y sus limitaciones.
Autoconfianza: un fuerte sentido del propio valor y capacidad.
Autorregulación: Se refiere a manejar los propios estados de ánimo, impulsos y recursos. Las competencias emocionales que dependen de la autorregulación son:
Autocontrol: mantener vigiladas las emociones perturbadoras y los impulsos.
Confiabilidad: mantener estándares adecuados de honestidad e integridad.
Conciencia: asumir las responsabilidades del propio desempeño laboral.
Adaptabilidad: flexibilidad en el manejo de las situaciones de cambio.
Innovación: sentirse cómodo con la nueva información, las nuevas ideas y las nuevas situaciones.
Motivación: Se refiere a las tendencias emocionales que guían o facilitan el cumplimiento de las metas establecidas.
Impulso de logro: esfuerzo por mejorar o alcanzar un estándar de excelencia laboral.
Compromiso: matricularse con las metas del grupo u organización.
Iniciativa: disponibilidad para reaccionar ante las oportunidades.
Optimismo: persistencia en la persecución de los objetivos, a pesar de los obstáculos y retrocesos que puedan presentarse.
Empatía: Implica tener conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones de los otros.
Comprensión de los otros: darse cuenta de los sentimientos y perspectivas de los compañeros de trabajo.
Desarrollar a los otros: estar al tanto de las necesidades de desarrollo del resto y reforzar sus habilidades.
Servicio de orientación: anticipar, reconocer y satisfacer las necesidades reales del cliente.
Potenciar la diversidad: cultivar las oportunidades laborales a través de distintos tipos de personas.
Conciencia política: ser capaz de leer las corrientes emocionales del grupo, así como el poder de las relaciones entre sus miembros.
Destrezas sociales: Implica ser un experto para inducir respuestas deseadas en los otros. Este objetivo depende de las siguientes capacidades emocionales:
Influencia: idear efectivas tácticas de persuasión.
Comunicación: saber escuchar abiertamente al resto y elaborar mensajes convincentes.
Manejo de conflictos: saber negociar y resolver los desacuerdos que se presenten dentro del equipo de trabajo.
Liderazgo: capacidad de inspirar y guiar a los individuos y al grupo en su conjunto.
Catalizador del cambio: iniciador o administrador de las situaciones nuevas.
Constructor de lazos: alimentar y reforzar las relaciones interpersonales dentro del grupo.
Colaboración y cooperación: trabajar con otros para alcanzar metas compartidas.
Capacidades de equipo: ser capaz de crear sinergia para la persecución de metas colectivas.
Fuente: Gerardo Velásquez /Psicólogo

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