El manto de que la educación debe fundamentarse en la enseñanza de contenidos meramente científicos, obviando todo aquello que sea moral o político, se debe desechar. Enseñar matemática, lengua, inglés, computación o geografía dejó de ser el límite. Es necesario formar personas, cincelar corazones nobles y generosos y ofrecer los ojos para que niños y jóvenes puedan mirarse en ellos, mirar la realidad sin miedo y mirar a los demás con respeto y con cariño.
"El educador es el que ayuda a cada alumno a conocerse y quererse, y además le confiere la confianza para que camine la senda de su propia realización. El verdadero educador es el que sabe despertar toda la riqueza y las posibilidades que hay en cada niño o joven, estimulando no solo sus aptitudes físicas y mentales, sino también lo mejor de su mundo interior y el sentido responsable de la vida."
Evidentemente, el rol de este profesional es sumamente complejo. Cuando el docente se limita a transmitir de manera disciplinada el conjunto de materias que a cada uno le asignaron, se pierde el espíritu de la educación. Al contrario, debe hacer del aula un recreo, y de lo que hasta hoy llamamos recreo, un deseo por regresar al aula. Para esto debe armarse de una pedagogía que enseñe jugando y que forme autodisciplina por medio de la diversión.
Siempre debe haber un clima de alegría, signo de creación y uno de los principales estímulos del acto educativo. De esta manera, el objetivo esencial de los planificadores será buscar que los alumnos estén motivados y contentos, para lo que el aula tiene que salir de sus cuatro paredes mal pintadas y abrir las puertas al mundo.
"El papel del educador es provocar las ganas de aprender de sus alumnos, y al mismo tiempo, garantizar las herramientas y aptitudes para el aprendizaje. Debe ser una persona buena, que quiera a sus educandos y que entienda que su misión es ayudarlos, y que no sea un mero dador de clase."
El papel de la familia
Para desenvolverse lo mejor posible, lo primero que debe hacer el maestro es saber dónde está pisando y tener un diagnóstico mínimo de la realidad venezolana. No debe suponer, si es el caso de primer grado, que sus pequeños han pasado por el preescolar, pues en el país no se cuenta con la totalidad de cupos necesarios para cubrir esta fase. Tampoco debe dar por sentado que la familia está allí.
"La familia es la primera y principal escuela; los niños aprenden lo que viven en el hogar, que es la escuela de valores y antivalores. Pero el gran problema es que muchos niños llegan socializados negativamente a la escuela, y allí el compromiso es mayor."
Es importante fortalecer la relación padres-escuela, hoy día casi inexistente. "Hay que cambiar la cultura del individualismo y el egoísmo y empezar a planteamos que solos no podemos nada. Debemos ser los protagonistas del cambio educativo y exigir que toda la sociedad siembre los valores en esta línea."
Hacia el Estado educador
Entre los múltiples papeles que tiene que llevar a cabo el educador destaca la formación dé ciudadanos que encarnen las leyes, pero esto no se podrá hacer recitando la Constitución en algún grado perdido durante 45 minutos a la semana La única forma de formar hombres democráticos es ejerciendo la democracia dentro del aula, pero también fuera de ella. 1 apa
"Recogeremos los frutos de acuerdo a las semillas que sembremos, y no de acuerdo a los sermones que demos. No se trata de predicar, los valores solo se cultivan a través de la vivencia de los mismos. Todos enseñamos lo que somos. Si siembro insultos, recogeré violencia; si siembro irrespeto, recogeré
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