El maestro se dirige, sintiendo los latidos de su corazón, hacia el aula de primero de bachillerato, donde se encuentran personas de entre dieciséis y diecisiete años. Se espera de él que les imparta clases de matemáticas y de física. José Luis espera mucho más de sí mismo: sabe que este curso ha de ser diferente; sus sueños han de encarnarse en la realidad cotidiana. Durante años, ha buscado dentro de sí al maestro capaz de despertar la sabiduría en sus alumnos, de hacerlos sentir únicos, de ponerlos en contacto con los sueños, que ni siquiera se atrevían a sentir, de generar la suficiente confianza en ellos mismos, para que no sean esclavos de sus propias máscaras sociales. En este caminar interior ha ido conquistando las cualidades que se propone desvelar en sus pupilos. Cada paso que da hacia el aula, le recuerda el largo camino recorrido… Se imagina a sí mismo como un director de orquesta que sabe que la auténtica armonía sólo la conseguirá cuando sea capaz de sentir a cada músico como único, cuando sepa apreciar las cualidades de cada uno, cuando se sienta integrador de los dones de todos sus músicos. El broche final se logrará cuando abandone su puesto de director, y la orquesta continúe sin darse cuenta de su ausencia… A su mente fluye el recuerdo de la maravillosa película “Tierra de ángeles”, en la que descubrió que un verdadero maestro debe empezar por hacer reconocer su propia voz a sus alumnos.
- Buenos días a todas y a todos, pronuncia mientras su cara se ilumina con la luz de la mañana, que penetra por las ventanas. Sólo parte de la clase ha escuchado su saludo, algun responden. Camina por un pasillo formado por pupitres hacia la mesa del profesor. La distancia parece hacerse enorme y la tentación de volver a ponerse la máscara toma fuerza. Finalmente, secoloca tras su mesa, mirando a las personas que tiene delante…Se dirigen a sus asientos, escudriñando el rostro y la figura del nuevo profesor, intentando imaginar en qué estereotipo pueden encasillarlo. José Luis, enfrentándose a toda la educación recibida, intenta hacer lo contrario. No quiere ver a sus personas como algo conocido, sino como un universo a explorar con ellos. Cada uno encierra tesoros maravillosos y distintos; enseñarlos es convertirlos en exploradores de su propio territorio, en “disfrutadores” de su propia riqueza. De esta abundancia, sin esfuerzo, como el fruto brota de la flor, nacerán las virtudes que siempre han estado en las semillas de sus corazones.
¡Hermosos pensamientos!...¿Pero cómo convertirlos en realidad, en el día a día…?.- El cómo nos veamos a nosotros mismos es la herramienta con la que construimos nuestra vida. Si tú te ves con poca inteligencia para comprender las matemáticas, éstas aparecerán ante ti como imposibles. La manera de tener un mejor concepto de ti mismo es aprender a conocerte. A lo largo del curso iremos hablando de “trucos” para lograrlo.
Vamos creando nuestro día a día, con una idea limitada de nosotros, y eso hace que perdamos grandes oportunidades. Para sentirnos dueños de nuestra vida es necesario desarrollar nuestra imaginación. Os voy a narrar uno de mis cuentos favoritos, se llama:
“El poder de la imaginación”
“Érase una vez tres gusanos de seda que ignoraban su futuro como mariposas. Sus nombres eran: Pesimista, Realista e Idealista. Se les acercaba la hora de su transformación y empezaron a sentir los primeros síntomas.... Su voraz apetito fue desapareciendo, su movilidad menguaba a gran velocidad y, finalmente, sintieron como el capullo les aislaba del mundo conocido, de la seguridad de lo cotidiano. En la oscuridad del misterio de su futuro, tuvieron pensamientos distintos:
Pesimista se dijo a sí mismo que estaba viviendo el final de su vida, y en lo más profundo de su sentir, se despidió de los buenos momentos.
Realista se dio ánimos diciéndose que todo aquello sería momentáneo y que, tarde o temprano, todo volvería a la normalidad.
Idealista sintió que, aquello que le estaba ocurriendo, podría ser la oportunidad para que se cumpliese su sueño más preciado: poder volar. Y aprovechó la oscuridad para perfeccionar sus sueños.
Cuando los tres capullos se abrieron, dejaron ver tres realidades iguales y distintas, a la vez...
Pesimista era una bellísima mariposa, pero.... estaba muerta... Había muerto de miedo.
Realista era una hermosísima mariposa, pero.... a pesar de ello, empezó a arrastrarse como cuando era gusano. Con satisfacción, dio las gracias al cielo por haber podido seguir igual.
Idealista, nada más ver la luz del día, buscó sus alas... y al verlas, su corazón rezumó alegría, emprendió el vuelo, y dio las gracias, repartiendo su dicha por todo el bosque.”
Una persona es siempre una conexión al conocimiento, aunque ella misma no sea consciente. Si la escucháis de corazón convertiréis sus palabras en sabiduría. Estamos acostumbrados a hablarle al otro sintiendo, que en el fondo, no nos está escuchando, devolviéndole la pelota cuando nos toca oírle. Por eso, las conversaciones se repiten una y otra vez…sin llevarnos a ningún lugar. Yo quiero viajar con vosotros, sentir de verdad vuestras palabras…descubrir juntos las maravillas de la vida… convertir las clases en aventuras en las que vamos desvelando los enormes potenciales que todos tenemos dentro….hacer de los problemas retos… aprender de los errores… celebrar los conocimientos adquiridos…
- Nadie tiene más poder para negarnos cosas que nosotros mismos. El temor a no conseguir loque deseamos mina, poco a poco, la seguridad de nuestro ego, limitando cada vez en mayor grado nuestras acciones. Vamos situándonos más en lo que no podemos conseguir que en lo contrario. Crece en nosotros la víctima, con los miedos la vamos engordando; e inunda nuestra personalidad, haciéndonos creer que las circunstancias y los demás son los culpables de nuestra infelicidad, todo antes que aceptar nuestra propia responsabilidad. La otra alternativa que nos presenta el victimismo es la de sentirnos culpables. Tanto en un caso, como en el otro, quedamos atrapados en la cárcel más antigua: la de la culpa. En ella nosotros somos a la vez el preso y el carcelero.
Veintitrés maestros, de corazón -un salto cuántico en la enseñanza-/ Carlos González Pérez
http://www.ladanzadelavida12.blogspot.com/
Veintitrés maestros, de corazón -un salto cuántico en la enseñanza-/ Carlos González Pérez
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