El agradecimiento

"Algunas personas se quejan porque Dios puso espinas entre las rosas. Otras lo alaban por haber puesto rosas en el medio de las espinas" Satguru Sivaya Subramuniyaswami


Gratitud (del latín gratitudo) es el sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio que se nos ha hecho y a corresponderlo de alguna manera. Y agradecimiento es gratitud en acción. El Judaismo comienza y termina las oraciones diarias agradeciéndole a Dios por todo.

La gratitud cristiana está asociada con el amor implícito en la Gracia, el estado de santificación de los místicos y la sensación de felicidad que compartimos, por instantes, con aquellos que nos conceden bondades inesperadas.

El Sufismo islámico la subdivide en gratitud por los regalos de Dios; por la sabiduría que se adquiere cuando ellos llegan tarde o si no los recibimos; y por ser capaces de sentir agradecimiento.

El Hinduismo afirma que toda forma de vida, por ser parte de Brahmán, demanda tolerancia, respeto, aceptación y gratitud. Y el Budismo reconoce que por estar todos y todo conectado, conformando así el medio ambiente que nos sostiene, nada y nadie escapa a una deuda de gratitud hacia los demás.

Pero en vez de agradecer tendemos a criticar líderes, gobiernos, religiones, corporaciones, amigos y familiares, en un afán ciego que paradójicamente solamente ve faltas e ignora virtudes.

Agradecemos un gesto de cortesía o un regalo, pero deploramos y rechazamos ofensas, pérdidas y tragedias. ¿Cuántos de nosotros descubrimos una enseñanza en un fracaso sentimental, un padecimiento degenerativo o una enfermedad terminal? ¿Quién prefiere ver el vaso medio lleno en vez de la porción vacía? Para hacerlo necesitamos crecimiento personal, ese proceso de maduración que a través de un trabajo concienzudo y diario forja la claridad mental que nos permite descubrir virtudes propias y ajenas.

Busquemos pues la senda de crecimiento que mejor se ajuste a nuestros sistemas de creencias: occidental u oriental, científica o espiritual, mental o corporal.

La necesitamos en lo personal y las contingencias comunitarias, locales y mundiales igual lo claman. ¡No nos queda mucho tiempo!
Fuente: Vladimir Gil.

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