Desarrollando la atención y la memoria (I)


Su memoria depende esencialmente de leyes psicológicas; por ejemplo, su motivación.

La memoria implica toda su personalidad, y, la calidad de la memoria depende esencialmente de su resorte afectivo. Usted memoriza sobretodo, lo que ama, lo que le interesa.

Así, un deportista que conoce de corazón las normas, la ascendencia, las características de un gran número de caballos de carrera, puede ser incapaz de retener una fórmula física o una de química, así sean simples. No es que tenga características especiales de memoria para lo que concierne a los caballos, sino, que como el se interesa más en las carreras que en otras áreas del saber, su memoria está polarizada.

Es la misma memoria del político que se acuerda del contenido de los discursos de sus colegas. Y esta polarización puede aplicarse a distintos dominios. Ustedes seguramente han conocido el ejemplo del muchacho que, desde los 8 años de edad, conocía el nombre y ubicación de los principales cráteres y montañas de la luna aunque era incapaz de situar las montañas de su entorno: él se interesaba vivamente en la astronomía y no en la geografía.

Parafraseando una máxima célebre, usted podría decir al respecto: “Dime lo que aprendes y lo que retienes fácilmente, y te diré quien eres”!.

Usted debe, por la misma razón, buscar sinceramente lo que le gusta hacer y dirigir, en la medida de lo posible, sus estudios y su trabajo en tal dirección.

Así y todo, el escollo aquí es el tomar por aptitudes las disposiciones que se pueden tener al estudiar tal o cual disciplina, al realizar tal o cual trabajo, o ejecutar tal o tal función, pues si los talentos y los gustos están frecuentemente asociados, ellos son en ocasiones, divergentes, y hasta opuestos. Una cosa es que le guste un trabajo y otra distinta es estar para ello, calificado. El hecho es claro en el dominio del arte y especialmente en la literatura.

Incluso, es difícil frecuentemente, discernir las aptitudes reales de un adolescente y desprender de ellas qué es lo que él especialmente debe cultivar. Sus verdaderas capacidades pueden estar dormidas o retardadas. Por lo que conviene ser extremadamente prudente en el dominio de la orientación profesional, tanto más cuando sabemos que la ejecución de test es artificial.

De otra parte, es preciso señalar que las exigencias de los exámenes universitarios y de la vida cotidiana obligan frecuentemente a asimilar conocimientos que pueden no interesar o por los cuales usted experimenta incluso más o menos aversión.

Antes de emprender sus estudios, medite sobre lo que lo lleva a gustar de ellos.

Descubrirá seguramente que no son sino la oportunidad de poseer conocimientos a fin de satisfacer sus ambiciones, intereses, deseo de superioridad y de progreso. Su asimilación deviene entonces un problema personal, una forma de competencia deportiva en la que usted debe salir triunfante. Pero, en efecto, no hay disciplina intelectual, por árida que sea que no presente algunos aspectos agradables y seductores. Estos son los que usted memoriza.

Note al pasar que la importancia del factor afectivo en sus estudios es bien conocido por los educadores: tal muchacho no puede, por ejemplo, aprender sus poesías, no porque le falte memoria, sino porque su profesor de francés le es antipático. Si cambia de profesor, la memoria de los textos, torna a la normalidad.

En este orden de ideas, el psicólogo americano Kurt Lewin puso en evidencia el rol de la emoción en el trabajo intelectual y la memoria. Divide sus alumnos en dos grupos iguales, los hace instalar en dos salas diferentes, luego felicita a los alumnos de un grupo por su trabajo, y amonesta a los del otro grupo. Luego, enuncia un cierto número de frases que no tienen mucho sentido y pregunta a los alumnos del grupo elogiado, sólo presentan el 25% de error. Los alumnos del grupo vituperado presentan el 52% de error.

Conclusión: Un estado psicológico favorable contribuye en alto grado en la eficacia de las reglas mnemotécnicas, que usted debe observar en el estudio de una materia, cualquiera sea ésta.
Si usted sigue regularmente la primera condición, tanto como le sea posible cumplirla, podrá estar seguro de adquirir una memoria versátil, rápida y fiel.

Usted debe comprender bien, antes de aprender

Antes de querer memorizar un texto, cualquiera sea el tema: francés, historia, geografía o ciencias, debe primero analizarlo y comprender la significación exacta en sus mínimos detalles.
Cuando usted encuentra un trozo que debe memorizar, su primer trabajo debe ser darse cuenta de la arquitectura del trozo, encontrar el plano de su ejecución, buscar el camino que siguió el autor, ver por donde ha pasado él, en qué se ha detenido; dibujarse, por decirlo así, el orden de las ideas, pues este orden es una forma de marco en que vienen naturalmente a organizarse en su lugar, las imágenes, las palabras, de forma que queden claramente fijas en el recuerdo.

Las fórmulas científicas, los pasajes difíciles, las palabras oscuras deberá esclarecerlos y precisarlos recurriendo a otras obras, adecuadas para tal efecto y, suficientemente explícitas, por ejemplo, motores de búsqueda en la web, uso del diccionario (que debe estar siempre a la mano), etc. Con Chapelain podemos considerarlo a justo título “como el tesoro y el almacén de términos simples y de frases aceptadas”. Él enseña con precisión, estimula su curiosidad, esclarece su juicio, enriquece y fortifica su pensamiento, frecuentemente haciéndole medir la extensión de la ignorancia suya.

Para memorizar fácilmente una secuencia de hechos históricos, debe buscar determinar las relaciones naturales que hay entre ellos. No apareciendo aislados y encadenándose por tanto en una serie de causas a efectos, su memorización será tanto más segura como sólida al haber utilizado el juicio y la razón.
Profesor Robert Tocquet (Cómo desarrollar su atención y su memoria)

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