Enseñanza de la Asertividad


¿Qué es la asertividad?
Antes de hablar sobre cómo lograr que hijos e hijas desarrollen una personalidad asertiva, se debe tener claro que la asertividad, es un estado de equilibrio emocional en donde la persona deja de responder a los estímulos del ambiente con una actitud pasiva o con agresividad. En lugar de esto, la reacción es una actitud consistente con la escala de valores individuales, orientada además hacia el bienestar común y expresada mediante un lenguaje positivo, que permite construir acciones concretas para corregir o mejorar las relaciones.
En síntesis, la asertividad es la capacidad de poder proveerse a sí mismo(a) de lo necesario para ser feliz. Implica expresarse objetivamente, exigir los derechos y respetar el derecho de los demás. La persona asertiva sabe decir no, conoce sus propios derechos y los defiende, respeta a los demás y no piensa ganar en una discusión o conflicto sino que busca soluciones de beneficio para todos.
Llegar a ser una persona asertiva requiere elevar el nivel de autoestima para comprometerse y ser constante en cuanto a la revisión del comportamiento particular y así poder efectuar las enmiendas necesarias en el comportamiento individual, de manera oportuna.
Si desde niños o niñas se enseña a las personas actitudes inteligentes y alineadas con los valores universales, se logrará educar jóvenes más conscientes de sus necesidades, capaces de expresarse de forma positiva, con la autoconfianza necesaria para abstenerse de desarrollar conductas autodestructivas y para no dejarse influir por sus grupos sociales.
Técnicas de asertividad
Cómo enseñar la Asertividad:
El principio básico y fundamental es llegar a ser un adulto asertivo. Primero que nada, para poder educar a los hijos y las hijas sobre la asertividad, se debe recordar que tanto el padre como la madre, representan los primeros modelos que los niños y niñas tienen para moldear su comportamiento. Entonces, ¿De qué manera se puede enseñar algo que no se ha aprendido? ¿Cómo se le puede pedir a un niño(a) el manejo adecuado de sus emociones si se ve a papá o a mamá gritando o discutiendo acaloradamente e incluso castigando a sus hijos e hijas mediante agresión verbal o física?
Por esa razón las sugerencias primordiales son:
Ambiente emocionalmente saludable. El clima moral de la familia puede verse contaminado por la forma en que los adultos viven sus emociones. Sin embargo, así como lo negativo se irradia, también lo positivo. Si los adultos logran efectuar cambios en su actitud de vida, podrán sanear el ambiente familiar y hacer que las personas se sientan confortables y deseen llegar a casa.
Construir en positivo. Generalmente cuando se corrige una falta, se castiga verbalmente a los hijos e hijas diciendo todo lo que han hecho mal. Con esto lo único que se logra es reforzar lo negativo. Es importante recordar que una de las características de la asertividad es el lenguaje positivo, por lo que más vale señalar todo lo que se ha hecho de manera correcta y hablar sobre los errores, puntualizando de qué forma se podría evitar en futuras oportunidades.
Elogiar y apoyar. Reconocer las decisiones alineadas con los valores, pero también apoyar en aquellas decisiones que no fueron muy adecuadas.
Corregir objetivamente las acciones. Una cosa es no hacer la tarea y otra es ser haragán. Generalmente, cuando se llama la atención sobre algo, se arremete contra la persona y no contra el error de la persona. El lenguaje asertivo de ser objetivo y concreto. Señalar puntualmente loa acción que se debe enmendar y no utilizarla como un argumento para calificar a los demás.
En conclusión, son muchas las técnicas que se pueden emplear para la enseñanza de la asertividad en los niños en edad escolar y cómo aplicarlas en la cotidianidad.


Técnicas para enseñar la Asertividad
Las expectativas deben ser razonables y adecuadas para su nivel y edad. A los y las adolescentes se les exige un comportamiento maduro, pero también se les piden explicaciones de niño(a). Tome en cuenta el nivel de madurez y las pautas de conducta que le corresponde. El mayor problema que enfrentan los jovencitos y jovencitas a estas edades, es que se les exigen responsabilidades para las que todavía no se encuentran preparados.
Desarrolle una estructura equilibrada. Los horarios de levantarse, comer, hábitos higiénicos, horario para llegar a la casa después de un paseo, etc. Pueden parecer tediosos y monótonos pero cumplen el propósito de brindar un clima de seguridad a las hijas e hijos y les ayudan a desarrollar su propia confianza. La ausencia de estructura provoca personalidades ansiosas, desorganizadas, sin hábito de planeación y proyección a futuro. Por otra parte, las rígidas, provocan personalidades compulsivas, autoexigentes e insatisfechas. Tenga el cuidado de ser asertivo o asertiva para esto, es decir, guarde el equilibrio necesario para desarrollar una estructura flexible.
Exprese puntualmente lo que desea. De esa forma le brindará el ejemplo a sus hijos e hijas de cómo deben expresarse ellos también.
Utilice la técnica ADESPAC:
Analice su necesidad. Esto quiere decir que debe hacer un examen a conciencia de las cosas que desea que cambien a su alrededor o de las actitudes que deben ser corregidas.
Describa concretamente los hechos. Puede ser que un discurso largo le desahogue, pero le desviará de sus objetivos. Así es que atienda una cosa a la vez. Exprese concretamente un hecho o una conducta.
Sea empático con sus hijos e hijas. Analice los sentimientos que pueden estar provocando las acciones y hágaselo saber para que esté al tanto de que comprende sus sentimientos y si hay algún error de percepción, este ejercicio le dará la oportunidad de que él o ella le aclaren la razón real de su comportamiento.
Sienta. Exprese sus sentimientos. Comente también, lo que las acciones de su hijo o hija le provocan. Muchas veces se cometen errores al tratar a las personas porque no se sabe cómo se sienten los demás, a menos que lo digan. Si se aprende a expresar adecuadamente los sentimientos, las otras personas sabrán de qué manera se desea ser tratado(a).
Proponga soluciones. Cuando se analiza adecuadamente una acción, también se logra identificar la conducta que se supone apropiada para la situación, o al menos el comportamiento que se espera. Proponga entonces, alternativas de solución, que puedan servirle a la otra persona para corregir sus errores. Piense que muchas veces los cambios no se dan, porque simplemente no se sabe cómo hacerlo.
Advierta las consecuencias. Advierta también que existen consecuencias, tanto positivas como negativas. Toda acción genera una reacción y la asertividad es la capacidad de hacer valer los derechos y, de esa cuenta, los demás deben saber que si no enmiendan su comportamiento para con los demás existen consecuencias que debe enfrentar.
Consistencia. Sea consistente con las consecuencias y cumpla con lo que ha ofrecido. Por ello debe revisar adecuadamente lo que está ofreciendo para reforzar el comportamiento (tanto de forma positiva como negativa) debido que si usted transige, perderá credibilidad.

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