Había una vez un adolescente, llamado Silvio, quien era de familia muy pobre. Silvio comentaba constantemente: ¡Jamás seré como mi familia, nunca seré pobre!, al pasar de los años, Silvio era un hombre pobre, igual que su familia. ¿Cómo pudo ocurrir eso?. La respuesta es sencilla: " Silvio se convirtió en el objeto de su atención".
Somos el resultado de nuestros pensamientos dominantes. En nuestra mente quedan grabados todos los pensamientos que tenemos, todas las palabras que pronunciamos, sin importar que esos pensamientos y palabras sean positivos o negativos. Si mantenemos nuestra atención mental concentrada en un determinado objeto, este pasa a convertirse en una influencia dominante en nuestro entorno. Si el objeto de nuestra constante atención es una característica o condición que odiamos, condicionaremos a nuestra mente para aceptarla como algo inevitable.
En el caso de Silvio, éste constantemente hablaba sobre la pobreza, hizo de esta condición, el objeto de su mente. Terminó trasladando esa condición a su mente y aceptándola como una circunstancia inevitable. Al igual que Silvio, muchas personas, repiten el mismo patrón, no es de extrañarnos el porque millones de seres humanos condenen sus vidas a la ausencia de riqueza.
Ahora bien, el proceso mental también se produce de manera inversa. Si fijamos nuestra mente en alcanzar objetos positivos de la vida, nos conduciremos irremediablemente hacia una vida positiva. ¿Cómo lo logramos?, en tres pasos sencillos:
Definamos que es lo que queremos ser o alcanzar en la vida, escribamos nuestra meta principal, de manera clara, precisa y positiva.
Diariamente dediquemos tiempo a leerla, repasarla, pensarla. Grabemos esa meta en nuestra mente y corazón.
Entrenemos a la mente para que trabaje en alcanzar aquello que deseamos, por medio de, alimentarla constantemente con imágenes, palabras, canciones, y toda cosa que este o mantenga relación con nuestra meta, de esta manera estaremos obligándola a concentrarse en alcanzar lo que nos hemos propuesto, y provocaremos que nuestro subconsciente actúe en consonancia.
Existe una gran diferencia entre concentrar y controlar nuestra atención y no hacerlo. La primera producirá lo que deseemos de la vida, lo segundo permitirá que nuestra mente se alimente con pensamientos que nos producirán resultados no deseados.
No dediquemos ni un solo segundo en prestar atención a aquello que no deseamos ser. Estemos siempre vigilantes de la información que permitimos que entre y se mantenga en nuestra mente.
Ella nunca esta inactiva, ni siquiera cuando esta durmiendo. Reacciona constantemente a las influencias que le llegan. El propósito de este articulo es estimularte a que mantengas tu mente ocupada con pensamientos que te permitan llegar a ser lo que realmente quieres ser, y a la vez advertirte de los riesgos que corres cuando concentras tu atención en aquello que no deseas ser.
Tomado de: http://www.manualpractico.com/
Tomado de: http://www.manualpractico.com/
No hay comentarios:
Publicar un comentario