Los métodos de enseñanza


Aunque el proceso de aprendizaje en los alumnos está condicionado por una serie de factores de cierta complejidad relacionada con su condición personal, ambiental, genética, de recursos y de método, la dificultad para alcanzar el dominio cognoscitivo no está en la capacidad para aprender, sino en la forma de cómo se orienta el aprendizaje.

La capacidad para aprender puede desarrollarse, pero la dirección para que el sujeto aprenda es cuestión de tecnicismo psicopedagógico.

Parece ser, que la mayoría de los problemas para el aprendizaje de los niños y niñas, reside específicamente en los métodos y estrategias de enseñanza. Todos los métodos de enseñanza, tanto de la lectura como de la matemática, que utilizan los maestros en la escuela parvularia y de primer grado, centran su aprendizaje en la respuesta exterior que puede dar el estudiante y no en los procesos internos que ocurren al interior del sujeto; es decir, los cambios de conducta o formación de nuevos comportamientos como resultado del aprendizaje. Dependiendo de una serie de factores personales, ambientales y familiares, por medio de los estímulos apropiados, los niños y niñas desarrollan las condiciones óptimas que les permiten captar el motivo a conocer; cada niño y niña tiene su forma particular de aprender, aunque psicopedagógicamente puedan establecerse rutinas directrices para pequeños grupos.

Si los métodos de la lectoescritura y de matemática fallan, es porque los procedimientos son aplicados en forma inadecuada; la falta de un diagnóstico de la madurez para el aprendizaje y la ausencia de un inventario de potencialidades a desarrollar en conductas de respuesta positiva, sólo posibilita que el aprendizaje de la lectoescritura y las nociones elementales del cálculo, se inicien por los puntos menos adecuados; deficiencia en el dominio psicomotor, conexiones incorrectas o deficientes en la coordinación sensorial, débil interacción espacio-temporal, vocabulario pobre y defectuoso, son entre otros, factores potenciales para impedir el correcto aprendizaje de la lectura, la matemática y la escritura.

En la etapa previa al aprendizaje sistemático, es decir en el período de aprestamiento, el maestro fija su atención en la respuesta mecánica que quiere lograr del educando y mide la calidad no del aprendizaje, sino de la articulación de las palabras, sílabas o fonemas cuando se trata de la lectura y aprecia los rasgos escritos como producto de las acciones psicomotrices; si se trata de la matemática, espera que el alumno reconozca los símbolos llamados números y aplique enumeraciones de series de objetos; pero, esto no es suficiente, y ni tampoco muestra en forma total, el dominio cognoscitivo adquirido por el sujeto, porque no se ha tomado en cuenta el proceso interno inteligente que ha tenido efecto para pronunciar bien o hacer un rasgo escrito legible o de establecer relaciones con sentido lógico. En este proceso intelectual, ¿qué sucede en las estructuras mentales del sujeto? ¿Ese fenómeno provocado al interior del sujeto, es repetitivo y mejorable hasta alcanzar su perfecto dominio? En este aspecto, no se puede prescindir del ejercicio y la gradación de la secuencia que conduce al dominio del conocimiento.

Los procedimientos metodológicos para conducir en la correcta dirección del aprendizaje de la lectoescritura y de las nociones elementales de la matemática, deben ajustarse a las capacidades y a las potencialidades de los niños y niñas; es decir, que primero debe de conocerse "cómo los sujetos aprenden", para que a partir de ese conocimiento, se estructuren los procedimientos sistemáticos para orientar el aprendizaje formal.

Para que la lectura, la escritura y el cálculo tengan sentido para los estudiantes, cada palabra, cada frase, cada oración, cada párrafo, cada relación establecida, debe ser motivo de un vivencia personalizada por medio de la reflexión y el .análisis interpretativo, para que su aplicación tenga concreción real y verdadera en el medio circundante.

Los procesos comprensivos, analíticos, constructivos y lógicos, para su interpretación, no deben deformar la realidad; los niños nunca van a tener experiencias vivenciales como la de "ver un ratón con frac." o el "rostro sonriente de un león", como muchas veces se les muestra en los libros de ilustraciones elaborados por adultos, que dicen ser infantiles; las vivencias para despertar la imaginación no deben crear confusiones ni discrepancias de la verdad; estas malas prácticas contribuyen a retrasar el aprendizaje correcto de los niños y niñas. Las vivencias de la imaginación y la creatividad, deben ser dirigidas al mundo real, sin distorsiones, pues un mundo plagado de incongruencias y fantasías, lo único que propician es la desconfianza, violencia, agresividad y miedo. Los efectos especiales de la cinematografía moderna, no deben verse como realidades, sino como resultados del avance tecnológico digital en materia de cine y como entretenimiento

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