Liderazgo: El Don del Servicio ( I )

Una historia que vale la pena conocer


Hace algún tiempo, durante una Junta del Consejo Escolar, un joven estudiante de preparatoria defendía con vehemencia y gozo una verdad que le había sido revelada por su padre la tarde anterior. Ante la claridad y sensibilidad de pensamiento del estudiante, un joven profesor presente en aquella reunión quedó tan impactado que no pudo evitar reconocerle en público la participación que tuvo en dicha junta.
Un año después, el destino quiso que el estudiante y el profesor coincidieran en un salón de clases como maestro y alumno, tocándole ahora al alumno admirar al maestro por su método de enseñanza, su capacidad y su compromiso, admiración que el alumno dio a conocer a su padre durante el diálogo cotidiano que mantenían juntos.
Estando el padre y el maestro enterados cada uno de la existencia del otro —por interés e intermediación del muchacho — decidieron conocerse. Debe subrayarse que la insistencia del alumno provocó que padre y maestro se entrevistaran poco tiempo después.
—Profesor — dijo el padre —, mi hijo tiene una estupenda opinión de usted y por ello me gustaría invitarlo a trabajar conmigo.
El maestro respondió:
—Pero usted me acaba de conocer, no sabe quién soy.
—Es cierto — replicó el padre —. Sin embargo, las opiniones de mi hijo siempre han sido para mí la mejor garantía para tomar una decisión. Con eso me basta y sobra.
El tiempo les ha permitido al padre, al maestro y al alumno, construir una amistad en la que el aprendizaje y el crecimiento han sido recíprocos, es decir, de ida y vuelta.
En esta historia muestra que el padre del estudiante se vio sensiblemente influido tanto por su hijo — dada la recomendación insistente— como por la apertura desinteresada que en todo momento percibió en el maestro, quien a su vez fue influido por la sabiduría y sensibilidad tanto de su alumno como del padre de éste.
Ésta es una historia que revela cómo la intuición visionaria de un joven líder, puesta al servicio de una misión, logró conformar un equipo basado en la amistad, el trabajo y el servicio, un equipo donde los papeles de sus tres miembros han dado como resultado un intercambio que no han provocado sino el crecimiento personal y profesional de todos ellos.



¿Necesitamos los humanos y todo ser viviente un mundo mejor? ¿Deben tener un código ético los líderes que tomarán las decisiones en este mundo?
¿Será el servicio a los demás la tarea más importante en el mundo que todos queremos?
Hemos dejado atrás el siglo XX, un siglo en el cual presenciamos más de 600 guerras, dos de ellas mundiales y una más denominada Fría, además del predominio de enfermedades, hambruna, drogadicción, corrupción, ignorancia, destrucción del medio ambiente, etcétera. Aunque también pudimos contemplar avances importantes en la técnica y la ciencia, así como el surgimiento del altruismo y la defensa de losderechos humanos, el balance del siglo pasado en lo que se refiere a justicia social, distribución de la riqueza y crecimiento espiritual, fue más bien negativo.
El inicio de este milenio requiere con urgencia de un cambio, de fe, de esperanza y de una dosis de espiritualidad que rescate la dignidad del ser humano y siente las bases de una nueva sociedad que promueva el desarrollo integral de todos los habitantes de este planeta.
El liderazgo, en este sentido, no es un tema más: es el gran tema, y lo es simple y sencillamente porque los ámbitos de mayor impacto en nuestra vida (el socio-familiar, el educativo, el económico, el político y el religioso) dependen de las decisiones que tomen aquellos a quienes llamamos líderes. Ante esta situación, queda claro que se necesita un despertar de conciencias en los líderes del nuevo milenio.
Para esta enorme tarea transformadora se requiere, de manera inaplazable, formar a dichos líderes (mujeres y hombres, en sus papeles de padres de familia, hijos, alumnos, maestros, empresarios, directivos, empleados y gobernantes) para que enfrenten el reto de forjar nuevas generaciones en todos los ámbitos del conocimiento, sin distinción de niveles sociales, credos o razas, preferencias o niveles económicos.
I - Visión, misión y valores de todo líder
Los conceptos de visión, misión y valores han cobrado especial interés y relevancia en los últimos años. Para este nuevo siglo y milenio, la importancia que revisten es más que necesaria, pues son conceptos o términos que se están aplicando en el quehacer de todo grupo humano organizado que genera algún producto o servicio para la sociedad y que promueve, por ello, el bien común social, ya sea a nivel regional, nacional o mundial.
Queremos aplicar estos conceptos directa y específicamente a la tarea de los líderes, pues son ellos quienes dirigen organizaciones e instituciones de todo tipo para el logro eficaz de objetivos socioeconómicos, filantrópicos, educativos y de cualquier otro orden. Todo ser humano, y en particular los líderes, sin importar el campo de acción en que se desenvuelva (desde la familia hasta las grandes corporaciones, pasando por toda clase de empresas y organizaciones sociales) ha de definir su tarea a partir de una visión, de una misión y de un código de valores.
Si analizamos la filosofía de algunas de las empresas e instituciones más importantes del mundo, descubriremos que todas ellas ya han definido con precisión estos conceptos, pues hablan de su identidad y dan sentido a la tarea que se han echado a cuestas.
Por ello, ¿qué significan estos tres conceptos trascendentales en la función de todo aquel que pretenda influir en otros, es decir, que pretenda convertirse en líder?
La visión debe entenderse como la capacidad de desarrollar un proyecto de futuro, un sueño, un anhelo, un objetivo trascendental que se debe alcanzar. La misión es la acción cotidiana que define la identidad y tarea de un individuo o grupo (que podría resumirse en las preguntas: quiénes somos y para qué estamos en este mundo). En otras palabras, una misión es la razón de ser o existir de dicho individuo o grupo y la causa y fin de su actividad.
Los valores constituyen el conjunto de principios o reglas esenciales del juego bajo las cuales se van a guiar las actitudes y conductas de las personas y los grupos. Las ciencias sociales, la ética, la psicología, la sociología y en especial la antropología, definen los valores como principios que permiten la supervivencia de un grupo, cualquiera que sea éste. Los valores son concepciones prácticas y normativas que, mediante la sabiduría colectiva (de la familia, la empresa, los grupos, etcétera) regulan la actuación de un grupo. Es importante señalar que estos tres conceptos o dimensiones constituyen una manera de pensar y hacer las cosas, es decir, una cultura.
Los grandes hombres de la historia nos han enseñado la importancia de generar dentro de uno mismo la fuerza de una visión y misión personales para guiar la propia vida, pues mediante ellos, i.e., con la misión y la visión se han transformado en personas llenas de un poder interior que se ha constituido en la base sobre la que han integrado sus valores, sus metas en la vida y en el trabajo, así como sus habilidades e intereses. El poder interior que genera contar con una misión personal convierte a hombres y mujeres comunes en personas entregadas a la tarea de crear, para sí mismas y para quienes las rodean, un mundo de nuevas perspectivas, retos y realizaciones que, de otra manera, parecerían inalcanzables. La misión parte de una visualización particular del futuro, de lo que puede (o más bien debe) ser, de lo que se puede crear para darle sentido a la propia vida. La visión son los sueños que uno puede alcanzar durante su existencia, sin miedos, con sentido de reto y trascendencia, incluso a pesar de las propias debilidades y carencias.
En la cultura oriental, más centrada en la visión hacia el interior gracias a ciertas prácticas como el yoga y la meditación, el hombre ha logrado el dominio de sus habilidades y capacidades hasta límites inimaginables, como detener a voluntad la respiración y los latidos del corazón por tiempo indefinido, o tener un control absoluto sobre el frío, el calor e incluso el dolor; es decir, las personas han llegado a ejercer un enorme dominio sobre su cuerpo y espíritu propios, el cual hemos podido ver reflejado en casi todos los ámbitos de la vida, desde las disciplinas marciales hasta la fuerza transformadora del movimiento de no violencia promovido por Gandhi.

Nuestra responsabilidad moral no consiste en detener el futuro, sino en moldearlo
para cambiar nuestro destino en una dirección
más humana.
ALVIN TOFFLER

El progreso no es sólo mejorar el pasado, sino desplazarse hacia el futuro.
GlBRÁN JALIL GlBRÁN

Visión, misión y valores de todo líder
El progreso es compromiso de todos.
HENRY FORD


La visión puede transformar a los hombres en santos o demonios, en emprendedores o destructores, como bien percibió Erich Fromm. El hombre tiene una necesidad intrínseca de trascendencia y superación. Lindberg cruzó el Atlántico en pos de un sueño sabiendo que en el intento podría perder la vida. Miguel Ángel pintó la Capilla Sixtina y la convirtió en un legado para todas las generaciones. Edison inventó la bombilla eléctrica, después de sufrir miles de fracasos, gracias al poder de una intuición a la que siempre le fue fiel. Bach le cantó a Dios a través de su música y por ello se le conoce como el Quinto Evangelista.


Victor Frankl sobrevivió a un campo de concentración gracias a la fe que tenía en poder escribir su historia y crear la logoterapía, técnica con la cual propone a la humanidad darle sentido a la vida. La visión de un futuro y la misión personal son tan fuertes que pueden resistir las situaciones más dramáticas. La visión está transformando el mundo de los negocios, al convertir a éstos en proveedores de servicios al cliente y en formadores de una nueva mentalidad de desarrollo humano y calidad en los productos.

La visión se genera a partir de:

-la historia y circunstancia personal y familiar del individuo,

-la percepción del mundo interior y exterior,

-los valores propios,

-el compromiso con uno mismo,

-el compromiso con los demás,

-el deseo de encontrar un destino mejor.




La visión se convierte en misión cuando:

-se inicia el camino que se ha visualizado,
-se confía en la voz interior y se es congruente con ella,
-se tiene fortaleza y se actúa a pesar de las adversidades,
-se da y recibe al mismo tiempo,
-se es responsable y comprometido con el logro de la meta.

Visión: mejorar el mundo
No puede concebirse a un líder sin una visión de futuro. Todos los líderes, sin importar su nivel ni su campo de acción, están o deben estar motivados por un proyecto a futuro. Deben tener una idea inicial o un anhelo que pretendan cumplir más adelante, pues, como se ha dicho alguna vez, «una idea es más poderosa que mil ejércitos».

Entre otros, los siguientes logros han sido inspirados en ideas visionarias:
-El descubrimiento de América, por Cristóbal Colón.
-La invención de la imprenta, por Johannes Gutenberg.
-La emancipación de los esclavos en Estados Unidos, por Abraham Lincoln.
-La independencia de los países de Sudamérica lograda por Simón Bolívar.
-La defensa de la Patria realizada por Benito Juárez, con la cual repelió las invasiones extranjeras y dio prioridad a la educación del pueblo.
-La creación de la vacuna contra la rabia, por Louis Pasteur.
-El descubrimiento de la penicilina, por parte de Alexander Fleming.
-La llegada del hombre a la Luna, logro obtenido por el presidente Kennedy y los directivos de la NASA.
-El servicio y cuidado que brindó la madre Teresa de Calcuta a los más pobres e indefensos del mundo, quien además fundó una congregación ejemplar.

Toda idea puede y debe ser generadora de una visión de futuro que permita la construcción de un mundo mejor.

Todo es resultado de una idea.
PARAMAHANSA YOGANANDA


Queremos terminar este tema con una bella cuarteta del poeta mexicano Ignacio
Guzmán Garduño:


Desde el pequeño fuerte
O somos constructores decididos
que mejorar al mundo hemos querido,
o somos destructores desmedidos
que gozamos con verlo derruido.

Todo joven que se inicie en una carrera
debe recordar que el mejor negocio es el género
humano.

CHARLES DICKENS

La realización de un proyecto, sueño, objetivo o anhelo futuro, es quizá la dimensión más importante de cualquier empeño, tarea o actividad que se pretenda realizar. Por ejemplo:
-Casarse.
-Ser padre de familia.
-Ser un profesional o un profesionista.
-Ser sacerdote.
-Obtener una medalla olímpica.
-Terminar la secundaria.
-Cosechar una siembra.
-Descubrir una fórmula.
-Crear un medicamento.
-Evangelizar una comunidad.
-Promover el desarrollo espiritual de individuos y grupos.
-Soñar con la igualdad entre los seres humanos.
-Vencer a nuestro ego.


En este último punto no queremos dejar de mencionar el gran sueño que Martin Luther King expresó en su célebre discurso:
«Tuve un sueno: que algún día los blancos y los hombres de color irán tomados de la mano por las calles de Estados Unidos.»


El líder verdadero nunca está satisfecho con sus ideas y visiones, siempre las analiza, cuestiona y enriquece, generando así nuevos conceptos que implicarán cambios y retos nuevos cada vez mayores. Todo líder visionario es un agente de cambio.


La visión es poderosa, pues es un sueño que, por contener dentro de sí tareas
modestas o grandiosas que constituyen un reto o anhelo, anima de manera constantela acción humana. Confucio dijo alguna vez: «No importa lo lento que vayas, siempre y cuando no te detengas.»


Miremos más que somos padres de nuestro porvenir
que no hijos de nuestro pasado.
MIGUEL DE UNAMUNO


La preocupación por el destino del hombre
debe constituir siempre el interés de todo
esfuerzo técnico, cosa que nunca debemos
olvidar en medio de nuestros diagramas y
nuestras ecuaciones.
ALBERT EINSTEIN


La visión, en un sentido profundo, siempre es enriquecedora e inspiradora de nuestra vida y mantiene una vitalidad permanente en el espíritu de quien la posee.


Mi visión, nuestra visión

La visión puede quedarse a veces en el secreto o la intimidad de su dueño, o bien ser compartida con otros para contagiarlos de su esencia (sobra decir que de esta última manera puede surgir una visión compartida). Las dos opciones son válidas, sin embargo, una visión compartida siempre será de mayor impacto, por lo que su ejecución debe ser una de las tareas fundamentales de todo líder:

􀂾 Los padres que desean y visualizan una familia integrada en la que todos sus miembros se conocen y comunican, se dan apoyo mutuo y pueden crear entre todos (y cada cual dentro de las posibilidades que le permite su edad) un futuro estable, armónico, de amor y éxito.

􀂾 La hija o el hijo que llega a convencerse a sí mismo y a sus hermanos de que entre todos pueden hacer crecer a su familia, y asumen su responsabilidad, sus capacidades y su liderazgo.

􀂾 La directiva o el directivo de una empresa que prevé la creación de productos y servicios que contribuyan al bien de la sociedad y proporcionen calidad, precios competitivos, ahorro, productividad y rentabilidad, y ello a fin de crear más riqueza y distribuirla equitativamente, generan do así más fuentes de trabajo. (Sobre todo, la directiva o los directivos que se comprometen con la capacitación de su personal.)

􀂾 El empleado que se atreve a compartir con su jefe sus ideas y promueve una cultura sin diferencias entre sus compañeros de trabajo.

􀂾 El funcionario público que no sólo transforma su institución en un verdadero centro de trabajo responsable y honesto en beneficio del público, sino que se brinda a los ciudadanos anteponiendo siempre el interés de la Patria al suyo propio.

􀂾 El sacerdote o representante de una religión que es congruente con su fe y promueve en todos sus seguidores la esencia religiosa del amor, la unión y el respeto por la creación de Dios.

􀂾 El líder sindical que se consagra a su labor como verdadero representante de sus agremiados, negociando con las organizaciones todo aquello que signifique un modelo de ganar-ganar para todos, buscando fórmulas que generen mayor productividad en este mundo competitivo.

􀂾 El maestro de escuela que inspira a sus alumnos para que sean personas íntegras, apasionadas y responsables ante la sociedad, y para que derramen en otros lo mejor de sí mismos.

􀂾 El alumno que se compromete con la dinámica y el crecimiento del grupo mediante la crítica constructiva, y se pre ocupa por ayudar a su maestro a ser mejor.

Compartir la visión con los compañeros y seguidores ha llegado a producir verdaderos milagros, pues su efecto multiplicador de energías crea no sólo alianzas y lenguajes, sino también poderosas sinergias que se dirigen hacia un mismo fin. Hoy por hoy, uno de los retos de todo líder al dirigir grupos humanos (familias, clubes, comunidades, iglesias, empresas e inclusive naciones) es transmitir a sus miembros el efecto de una visión compartida.

Hemos querido encontrar, buscando entre muchos otros, aquel principio, valor o adjetivo, que sea el común denominador de toda visión humana. Desde luego, y no es necesario insistir en ello, la visión debe contener principios y valores éticos que vayan orientados al bienestar del hombre en lo individual y en lo colectivo, y que pretendan y logren mejorar este mundo tan necesitado de un cambio hacia un progreso que signifique justicia, educación, empleo, solidaridad, desarrollo sustentable, etcétera. La negación de ello sería un retroceso para la humanidad.

Creemos, de esta manera, que el concepto de mejorar el mundo no sólo integra nuestra propuesta sino que además constituye el común denominador de toda visión que los líderes habrán de seguir como proyecto de realización futura.

Que quede claro, la visión no es algo etéreo o abstracto. Antes al contrario, es algo concreto y práctico que debe reflejarse en resultados y logros en el corto, mediano y largo plazos. La visión es el punto de partida, pues toda visión inicia, motiva, inspira, refuerza, compromete, apasiona, reactiva, conecta, trasciende, da sentido, define y recrea un proyecto que se traduce en acciones y resultados a futuro.

Ejemplos concretos de lo anterior son, entre otros, la expresión del directivo más
connotado hoy por hoy en el campo de la administración, Jack Welch, presidente de General Electric, quien dijo que había logrado hacer de su empresa la número uno en su ramo, gracias a que logró generar una verdadera pasión por la visión compartida entre todos los miembros de su empresa.

El contenido de una visión para mujeres y hombres puede referirse a tareassencillas pero valiosas, modestas pero de altura espiritual, algunas de las cuales aparecen a continuación:

-Ser mejores padres, más cariñosos, responsables, para fungir como puntales y líderes de familia. Ser mejores hijos, más solidarios y responsables de las tareas de la familia y del crecimiento de todos sus miembros.
-Ser mejores jefes y líderes, educadores, humildes, cerca nos, integradores cuando se trata de fomentar el trabajo en equipo a sabiendas de que también se es seguidor.
-Ser mejores empresarios, solidarios, equitativos, genera dores de riqueza y de más fuentes de trabajo. Como empleados, estar cada vez más comprometidos con la calidad, el servicio y la integración del equipo humano.
-Crecer como maestros buscando siempre la formación integral y el potencial de los alumnos; como alumnos, soñar con un futuro de éxito anteponiendo siempre el servicio a los demás.
-Ser mejores funcionarios públicos, honestos, comprometidos con los ciudadanos, patriotas.
-Ser mejores sacerdotes, congruentes, humildes, amorosos y sacrificados.
-Ser mejores secretarias, permanentemente preocupadas y ocupadas por su crecimiento personal y profesional, sin que por ello dejen de asistir a sus jefes y a los demás.

Misión: servir a los demás

Bellos rostros son los que revelan
en el semblante la luz de un alma grata;
bellas manos son las que realizan
actos nobles, buenos, verdaderos;
bellos pies son los que, de prisa,
acuden a aliviar la pena ajena.
SÓCRATES

Toda misión está fundada e inspirada en la visión de que hablamos en el apartado
anterior. Recordemos, además, que el término misión encuentra su etimología en el vocablo mittere, que significa ser enviado para algo. El sentido profundo de toda misión en esta vida, sin importar los campos de acción o los niveles de actuación, plantea las siguientes preguntas fundamentales: ¿qué sentido damos a nuestra existencia? ¿Para qué fuimos enviados a esta vida que, según algunas filosofías y religiones, es sólo tránsito a otro mundo? ¿Para qué o por qué vivimos?

Toda misión es acción, tarea, esfuerzo, compromiso y hasta sacrificio para ayudar a que los demás crezcan y para proporcionar a través de nuestra actuación un beneficio a otros, entendiendo desde luego que si esto se logra, los beneficiarios seremos nosotros mismos.
Debemos, por tanto, vivir la vida dándole a ésta un sentido trascendente.

Tengamos presente el pensamiento del hombre que fue calificado como el más importante del siglo XX, Albert Einstein, quien dijo: "Sólo una vida vivida para los demás, vale la pena ser vivida."

Es propio de nuestra cultura occidental, que carece de la disciplina y la práctica de la introspección, que las personas, sin importar su edad, sexo o preparación, tengan poca conciencia de su misión en esta vida, y menos aún la tengan algunos líderes que, por ello, distorsionan su papel como tales. Estar conscientes de nuestra misión, en el sentido de servir a los demás, implica una permanente lucha contra nuestro egoísmo, pues servir a otros es amarlos, ponerlos antes que a nosotros, es anteponer el beneficio de los demás a nuestros gustos, tiempos, placeres y satisfacciones.

Y sólo cuando hayamos sido capaces de matar nuestro egoísmo,
podremos alcanzar la
armonía y la paz.
HERMANN HESSE

Servir o servirse, el gran dilema ético de todo líder

Al igual que en el caso anterior, encontramos que el común denominador a toda misión es el término servir, por lo que ahora podríamos establecer una relación entre ambos conceptos: visión y misión quieren decir servir para mejorar este mundo. Por lo general, utilizamos el término servir para denotar algo que «hace el bien», que beneficia y es útil, que promueve el desarrollo y que mejora el estado o situación de alguien o de algo. No es gratuito que utilicemos este término coloquialmente aplicándolo, entre otros casos, a los servicios médico, público, postal, espiritual, social y militar, etcétera. Recordemos además nuestras expresiones cotidianas: «soy su servidor», «estoy a su servicio», entre otras. También en términos de uso común, pero con un gran significado, aplicamos el verbo servir con elocuencia y con un sentido irrebatible y contundente para demostrar utilidad, por ejemplo cuando decimos que algo o alguien «sirve» o «no sirve»: «el diputado no sirve como representante del pueblo", "aquel hombre sí sirve como papá", "aquella secretaria sirve como asistente", "tal o cual persona sirve o no sirve para tal o cual tarea». El juicio es definitivo y no admite revisión o recurso alguno. En esta vida servimos o no servimos para los papeles, actividades o funciones que desempeñamos en el vivir cotidiano.
Cabe aclarar que cometer errores no significa, necesariamente, que no servimos, sólo hay que recordar la sabia cita latina: errare humanum est (es propio del humano cometer errores).
Aprender y crecer a partir de nuestros errores es una virtud. De manera sintética, el pensamiento o la filosofía de este tema puede resumirse en un juego de palabras de la sabiduría popular que no admite censura ni revisión:
«El que no vive para servir, no sirve para vivir».

Pero démosle a este pensamiento un tono más poético, místico y, desde luego, filosófico. El gran poeta indio, Rabindranath Tagore, quien dio a Gandhi el calificativo de Mahatma, nos regala una bella síntesis de este tema, misma que decidimos colocar en la primera página de este libro como fuente de inspiración:

Dormí y soñé que la vida era alegría.
Desperté y vi que la vida era servicio.
Serví y descubrí que en el servicio se encuentra la alegría.

Desde luego que entendemos el servicio militar como la formación de la juventud para la defensa
de la Patria.

Cuyo significado es Alma Grande o Gran Maestro.
Pero, ¿qué es servir en un plano todavía más profundo y humano?
En una de sus oraciones, el San Francisco de Asís nos dice lo siguiente:

Señor,
Hazme instrumento de tu paz:
donde haya odio siembre yo amor.
Donde haya injuria, perdón.
Donde haya duda, fe.
Donde haya error, verdad.
Donde haya sombra, luz.
Donde haya desaliento, esperanza.
Donde haya tristeza, alegría.

La síntesis y conclusión de toda visión y misión puede plantearse de la siguiente manera: como ser humano, he decidido influir positivamente en otros y servirles al mismo tiempo.

Mi visión
debe ser mejorar este mundo
y mi principal misión,
servir a los demás.

Valores: compartir la visión y la misión

El mal líder es aquel a quien todos critican.
El buen líder es aquel a quien todos alaban.
El gran líder es aquel que logra que el pueblo
diga: lo hicimos nosotros.
LAO TSÉ

Los valores son los cimientos de toda construcción humana. El mundo presente, y en especial los umbrales del siglo XXI, está marcando un retorno importante a los valores humanos, tanto sociales como productivos. Nuestro mundo demanda hoy, con mayor fuerza que nunca, una convivencia más justa, más respetuosa de la dignidad humana, más solidaria y fundada en los valores tradicionales e inmutables que nos han legado las grandes religiones y las civilizaciones más sabias de la antigüedad. Los valores conforman las reglas o los principios que regulan el comportamiento individual y grupal para tener una convivencia armónica y productiva. Hoy por hoy, naciones, instituciones y empresas están rescatando los principios y valores que definen su
identidad y destino, y muchas de ellas han concertado y compartido estos valores haciéndolos parte fundamental de su cultura organizacional.

El reencuentro del hombre con la vida espiritual trascendente, la conciencia y necesidad de la paz, la defensa de los derechos humanos, la lucha tenaz por el valor de la democracia y los modelos de calidad y servicio, productividad, excelencia, equidad interna y ética en el trabajo que permean a toda clase de organizaciones, constituyen un movimiento de revaloración de nuestra vida en todas sus dimensiones.

Los valores, como dijimos antes, son los cimientos de toda cultura humana y, por tanto, de toda cultura organizacional, familiar, deportiva, escolar, etcétera. Los valores conforman los fundamentos éticos y los principios filosóficos del «ser» y del «quehacer» humanos. La experiencia y el sentido práctico nos demuestran que los valores son:

-Principios éticos de acción.
-Creencias y anhelos.
-Actitudes sanas y constructivas ante el mundo.
-La esencia de un credo.
-Niveles de compromiso en el quehacer humano.
-Caminos que orientan el comportamiento para la acción constructiva.
-Inspiración para el logro de objetivos de servicio.
-Medios para el enriquecimiento de toda cultura organizacional.
-Señalamientos y fuentes de inspiración para la tarea de los líderes.
-Claridad y dirección para la visión y la misión personales y de grupo.
-Requisitos para la productividad, la calidad, la excelencia, el desarrollo individual y grupal y la mejora continua.

Después de anos de enseñanza, aprendizaje y reflexión compartiendo el tema de los valores con líderes de todos los ramos y niveles, hemos desarrollado en forma tentativa el siguiente código de valores para que sea observado por todos los líderes

0. Respetar la dignidad natural del ser humano.
0. Educar y promover el desarrollo humano.
0. Ser justo y equitativo.
0. Unir, integrar, ser solidario y trabajar en equipo.
0. Ser congruente e íntegro.
0. Reconocer la contribución del otro.
0. Mostrar humildad y apertura, saber escuchar y aprender.
0. Ser honesto y leal.
0. Generar valor, calidad y mejora continua.
0. Amar.
Fuente: Alfonso Siliceo Aguilar et. al.

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