Formación Moral


Las etapas en el desarrollo de nuestros niños


La gran preocupación de los padres consiste en enseñar a sus hijos a saber diferenciar "lo que está bien" y discernir lo que está mal para así evitarlo. Ahora bien, para lograrlo muchas veces pensamos que con aconsejar o "dar el ejemplo" es suficiente para que asuman las normas o reglas impuestas en el ámbito social y familiar. El propósito de este artículo es informar al lector que el niño pasa por etapas en la formación de su desarrollo moral, de tal forma que es sumamente importante tener en cuenta la edad, las experiencias y oportunidades que haya tenido o vivido para poder así asumir conscientemente el cumplimiento de la responsabilidad.

Brevemente, explicaremos estas etapas propuesta por Jean Piaget, pionero en estos estudios y que consisten en: La Moralidad Heterónoma que comprende de los 2 a los 7 años, cuando el niño observa las normas como algo sagrado e inalterable, no toma en cuenta la intensidad de los actos, el respeto a la autoridad es unilateral y la falta a la misma conlleva un castigo severo. La segunda etapa es: La Moralidad Autónoma comprende de los 7 a 12 años y es cuando el niño comienza a concienciar la importancia de las normas como un elemento que permite la convivencia, manteniendo la equitatividad y la justicia, además de advertir la intencionalidad en los actos y poseer la capacidad de colocarse en el lugar de otros.

Todos estos procesos van acompañados del desarrollo intelectual, es decir que en la medida en que el niño avanza cronológicamente se espera que razone y analice lógicamente las circunstancias; a la par de esto, mensajes positivos en relación con los logros obtenidos y al desarrollo de las potencialidades, así como el mantenimiento de los acuerdos familiares en el ámbito familiar más la supervisión de las tareas otorgadas, contribuye positivamente también al desarrollo moral.

En la practica clínica se observa, con frecuencia, a jóvenes que aceptan responsabilidades, sencillamente por que entran a nuevas etapas instruccionales como la secundaria o la universidad pero aún no se están preparados cronológicamente ni y emocionalmente para ello y de allí los fracasos académicos, vocacionales y conductuales así como la presencia de sentimientos de inseguridad y baja autoestima que limitan su madurez. El origen de las dificultades mencionadas, generalmente surge a raíz de padres con estilos de crianza sobreprotectora, que generan en sus hijos conductas de dependencia, propio de hogares donde sus deseos son satisfechos con el mínimo esfuerzo, dando como resultado, que cuando son enfrentados a reglas y normas que deben asumir tienden a no cumplirlas.

En síntesis, ser responsables no es solo aprender viendo a los demás; es asumir una posición frente a la vida que solo se logra a través de la convivencia familiar con tolerancia y flexibilidad; de tal forma de permitirles atender sus deberes académicos, manteniendo un horario organizado diario, con un cumplimiento constante mas no rígido y con la supervisión de nuestra parte como padres. El diálogo abierto con opción a la expresión y respeto de sus opiniones les permitirá decidir la conveniencia o no de ejecutar ciertas acciones razonando sus consecuencias y cumpliendo acuerdos que le permitan una interrelación justa basada en una jerarquización de las necesidades, lo que influirá en su auto-confianza y seguridad para emprender el camino que él se espera.
Fuente: Fatima Nevado de Duarte (Psicólogo Clínico)

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