Momentos de paz

“El aprendizaje del hombre suele pasar por tres etapas. En la primera aprende las respuestas correctas. En la segunda, a hacer preguntas, y en la tercera, qué preguntas vale la pena preguntar”(Bits and Pierces, revista americana).

Te habrás encontrado con personas que te dan respuestas suaves. Estas te calman por su sabiduría y prudencia.

Son tan delicadas como la gota de aceite que cae en medio de las olas del mar.

Notarás que su forma de hablar contigo es con voz tenue y lenta. Son seres dueños de sí mismos.

Estas personas de calidad te llevan a otro mundo distinto del que te encuentras con frecuencia.

Una pelota lanzada contra una pared, rebota. Es normal. Una pelota lanzada al aire, cae en la hierba y allí se queda. La metáfora está servida.

Si alguien se acerca a ti a hacerte preguntas, ten mucha calma.

Los padres se impacientan cuando el niño está en el aprendizaje de conocer el mundo que le rodea.
Tú, al igual que me dirijo a ti en estos momentos de paz, ya has pasado esa época.

Ahora estás en los momentos de saber qué preguntas has de formular para que valgan la pena.
Un monje que vivía en la soledad del desierto, cuando alguien iba a verlo, le rogaba que le preguntara cosas que merecieran la pena.

Los visitantes se habituaron a preguntarle por la felicidad y el sabor de la soledad. Sus respuestas, tan suaves como la brisa del lugar, iban dirigidas al interior de cada uno con el fin deque aprendiera a ser dichoso en la calma y suavidad, y nunca en la violencia.

¡Vive hoy feliz!




“El Dios en que no puedo creer” (Phil Bosman).

“Yo no creo en un Dios de dictadores,
de poderosos y ricos,
en un Dios que mantenga el orden por la violencia,
que amedrante a los pequeños y que bendiga las armas.
Yo no creo en un Dios “tótem”
De gente primitiva e ignorante.
Yo no creo
En un Dios que haya nacido de las necesidades,
Que haga de narcótico
Cuando la vida se hace insoportable,
Que haga de tabla de salvación
Cuando falla el suelo debajo de los pies
Y no hay en quién agarrarse,
Que sirva de alivio
Para taponar los agujeros
De nuestra impotencia”.

Tú, me imagino, crees en Dios que es Amor que se da gratuitamente a cada momento y a todo el mundo.

El ha venido a tu vida para darte razones para vivir con esperanza, paz y tranquilidad.

“Nuestra, sin el sentido y presencia de Dios en ella, no tendría sentido”, me comentaba un matrimonio que vive la soledad del paro.

Dios es fuerza, es gozo, es alegría, es salvación. Nunca tristeza ni juez terrible, ni guardia urbano que apunte tus faltas.

Es sencillamente Amor. Quien conoce y vive el amor de Dios se siente dichoso.

¡Vive hoy feliz!




“El sueño es una mujer que va a hablar. El sueño es un marido que sufre silencioso” (R.Tagore).

¿Has tenido sueños bonitos esta noche pasada? Me alegro.

Normalmente, si te das cuenta, sueles soñar con as impresiones más fuertes acumuladas en tu mundo interior durante el día.
Da gracias a Dios porque te ha permitido soñar con mundos imaginarios que te han transportado a universos maravillosos.

Habitúate a que la última noticia que lees o escuchas de noche, tenga el hálito poético de la vida y, concretamente, del día.

Imagínate a una mujer o a un chico con el que vas a soñar y con el que vas a compartir ideales, imaginaciones y proyectos que te levanten alegre y dichoso.

Nada hay tan bello como soñar.

Si sueñas en algo desagradable, destiérralo en seguida de tu persona.

Es una mentira, es un sueño y los sueños, sueños son.

Me narraba una vez un joven que soñaba mucho. Le dije que eso era estupendo.

Pero él, habituado a ver mucho cine, confundía el sueño con la realidad. La vida la daba duros golpes a su imaginación creativa.

Un buen día se me plantó delante y me dijo: Estoy harto de soñar.

Estos sueños no me conducen a nada. Sí, amigo, le dije, son señales de que tu espíritu duerme tranquilo y de que tu fuerza imaginativa funciona a la perfección.

¡Vive hoy feliz!



“Cuando el día cae, la noche lo besa y le dísela oído: “Soy tu madre la muerte, y te he de dar nueva vida” (R. Tagore).


Mientas hago este momento de paz he estado, poco antes, en un hospital viendo morir a un amigo con toda placidez.

Su rostro era tan sereno como el suave viento que se levantaba en la colina en donde vivo.

Para él, se me ocurría, venían bien estas palabras de Tagore.

Amigo, has caído en la noche de este tiempo. La noche de una nueva vida te abraza, te besa y te da entrada libre para el mundo de la eternidad.

La noche en la que has dejado de existir ante mis ojos con tu faz suave, es una madre cariñosa que te ha velado y te ha preparado con sonrisas y abrazos para tu encuentro con la nueva vida que hay tras tus paso por esta bella y solemne.

He estado a tu lado hasta que has dado el último suspiro en tus pulmones.

Y me siento feliz porque así te tengo en la otra vida como alguien que se acuerda de mí; como alguien que piensa en mí; como alguien que sigue vivo en mí; como alguien que, unido durante años a mi existencia, ahora lo está de forma nueva.

¿Sabes lo que he sacado en limpio de tu abrazo a la noche y al día?

Simplemente que he de vivir con la misma paz de conciencia. Relajado ahora, con música de fondo, mi pensamiento y mi plegaria vuelan a tu mundo y siento mucho consuelo.

¡Vive hoy feliz


“¡Días sin nombre; os quedáis colgados a mi corazón, como musgos a un árbol viejo!” (Tagore).

Recordarás días sin chicha ni limonada. Estás frescos en tu mente como la flor que te invita a mirarla en este momento concreto en el que te relajas.

Hay en tu vida días sin nombre; días apagados, fríos; días en los que parece que todo ha sido perdido en la oscuridad del tiempo; días en los que tu mente y tu corazón no han vibrado al son que tú hubieras deseado; días ñeque todo te ha resultado imposible, difícil de soportar y de llevar a cabo tus proyectos.

No te apures.

Cuelga en el corazón del tiempo tu corazón para que en cualquier nueva situación recupere sus vibraciones y su ritmo habitual.

Cuando llega la Navidad, en tu casa colocas junto al árbol de Noel o el Portal de Belén el musgo de la montaña que crece junto a los grandes troncos del bosque.

Su brillo indica que miran al Norte. Te pueden orientar si alguna vez te encuentras perdido en la selva.

Cuelga de tu corazón bello todo cuanto de hermoso veas hoy en tu caminar por la vida.

Haz colgaduras tan lindas que todo el mundo- empezando por ti – s queden prendidos de su hermosura.

Hoy, refería una chica adolescente, todo me ha salido a pedir de mis deseos.

Me siento bien porque he colgado en mi corazón virgen todas las ilusiones que despuntan con la luz del sol, y que se apaciguan cuando la noche cae con su manto de suavidad.

¡Vive hoy feliz!



“Gritos de niños son los montes, que levantan sus brazos porque quieren ser estrellas” (Tagore).


He estado en el Parque Nacional de Ordesa, al lado de Jaca. Me he adentrado por entre sus altas hayas hasta la Cola del Caballo.

Extasiado ante la cascada, he intentado ver la altura de los montes. Allá abajo, en el valle, algunos niños gritaban jugueteando junto al restaurante.

Sus voces ascendían por la cañada como gritos que, desde abajo, llegaban hasta mis oídos como alientos de inocencia.

Y, mirando las hayas delgadas y la sombría del bosque natural, me he sentido plenamente feliz.

Los árboles, en su escalada original, se yerguen airosos hasta sobresalir por entre las rocas.

Buscan la luz del sol para alimentar sus vidas.

Cuando caía la noche, los árboles se levantaban como monumentos naturales hablando con la resplandeciente luz de las estrellas.

Tu vida, amigo/a, es igual. Bueno, igual no. Es mucho más bella que los árboles, que los gritos de los niños, que la luz de las estrellas.

Tu vida es un santuario inmensamente hermoso en el que habita el propio Dios.

Esa misma noche, alguien que estaba a mi lado, musitaba plegarias de gratitud a Dios por la magnificencia y grandeza del Parque Nacional de Ordesa, huella del Creador.

¡Vive hoy feliz!




“Mujer, cuando tocaste mi vida con la gracia de tus dedos, el orden surgió en mí, como la música” (Tagore).


Si eres mujer, chica joven o adolescente puedes tener hoy en tus manos la varita mágica que haga feliz a alguien.

No hace falta hacer nada extraordinario. Te bastaré un apretón de manos sentido; te bastará una mirada limpia como el firmamento en primavera; te bastará sonreír a quien pase a tu lado; te bastará con dejar a un lado tu propio yo para sentir al otro; te bastará que lo que hagas hoy, lo hagas con gracia, con finura y con ese sentido sublime con que sabes hacer las cosas cuando te placen y te agradan.

De esta manera podrás hacer surgir en el corazón con quien hablas, el orden, la sublimidad de tu mundo femenino tal y como tú lo muestras; puede que hagas nacer en muchos corazones- sedientos de belleza – la admiración por la mujer que, como sabes, hay que la mira como algo a desear indignamente y no como una preciosa criatura que Dios ha creado para compartir con el hombre la aventura de vivir la unidad, aunque sea en la imperfección.


Hoy puedes ser una música sinfónica que llegue a los oídos de alguien que nunca ha captado la melodía de la ternura de unas manos que saben acariciar.

O la alegría de unas mejillas suaves y tersas como el agua de la ola saltarina que llega a besar la tierra.

¡Qué feliz me siento- me comentaba un joven- cada vez que logro que de mi vida salgan piropos para que la vida de los otros, dentro del marco de la dignidad, experimente el don de la gracia que siento por mi chica a la que tanto quiero y respeto.

¡Vive hoy feliz!



“¡Ah, construir, construir! Esta es la más noble de todas las artes” (Langfellow, poeta).

El maestro gurú recibió a un grupo de jóvenes que querían entrar en el monasterio para alcanzar la perfección.

El maestro, al acogerlos, les dijo:” Jóvenes, enhorabuena por vuestra juventud y por haberos dado cuenta de que la felicidad en esta vida es una preparación para la plenitud total.

¡Sabéis lo que tenéis que hacer aquí en este escondido y austero lugar de recogimiento?

Lo intentaremos, maestro.
¿Qué intentáis?
Construir en nosotros un edificio tan alto en cuyas cúpulas se lea la palabra “el arte de ser feliz”.
Muy bien, amigos.

Pero para construir hay que excavar en las tierras escabrosas, en los adentros de vuestro propio ser.

Muy bien, maestro, lo haremos.

Enhorabuena de nuevo. Y el maestro les fue poniendo diversas pruebas para que construyeran el edificio de su perfección. Algunos, al ver la dificultad de las pruebas, se echaran para atrás. Otros siguieron adelante con entusiasmo, propio de la juventud sana.

Pasados algunos años, los que habían logrado la construcción del edificio de sus personas, se hicieron monjes budistas.

¿Qué haces tú para construirte a ti mismo? Piénsalo seriamente.

¡Vive hoy feliz!


El español siempre lo sabe todo. Y si de algo no sabe nada, dice:” De esto ya hablaremos más adelante” (Aranguren).

Hace años le dieron a este pensador el premio “Príncipe de Asturias. Conoce a fondo el alma de los españoles.
Somos, como dicen los extranjeros, “different”.

Me imagino que estarás de acuerdo conmigo – no te lo exijo- que si nos observamos a fondo, nos daremos cuenta de que queremos saber de todo.

Entendamos o no entendamos de una materia, hablamos. Por hablar que no quede.
Pero no todo consiste en hablar. Hay que tener información y ciencia de cuanto decimos. Ahora bien, la estadística nos dice que el español es quien menos lee. Luego, ¿qué puede saber?

Me contaba un extranjero amigo y amante de nuestra patria: Os admiro cada día más porque sois gente abierta y hospitalaria.

Pero hay algo que no puedo soportar. Queréis quedar siempre por encima de los otros.

¿Tiene alguna verdad este extranjero como tantos otros?

Esta mañana o tarde- en tus momentos de paz- analízate profundamente. Puede que te des cuenta de que sí. ¿Es verdad cuanto afirman los españoles?

Y si no tienen razones que dar porque dialécticamente se ven derrotados, recurren al tópico: De esto hay mucho que hablar. Pero, ¿de qué vas a hablar si no tienes cultura, si no lees ni siquiera la prensa?
Cuando hoy se ponga el sol, dedícate unos minutos para leer y pensar en ti mismo.

¡Vive hoy feliz!
Anónimo

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