Dosificando el Espíritu

Mecánico del Alma

Una vez iba un hombre en su automóvil por una larga y muy solitaria carretera cuando de pronto su automóvil comenzó a detenerse hasta quedar parado.
El hombre bajó, lo revisó y trató de averiguar qué era lo que tenía.
Pensaba que pronto podría encontrar el desperfecto que tenía su automóvil pues hacía muchos años que lo conducía. Sin embargo, después de mucho rato, se dio cuenta de que no podía encontrar el fallo del motor.
En ese momento apareció otro automóvil, del cual bajó un señor a ofrecerle ayuda. El dueño del primer automóvil dijo:´
- Mire, este es mi automóvil de toda la vida, lo conozco como la palma de mi mano. No creo que usted, sin ser el dueño, pueda o sepa hacer algo.
El otro hombre insistió con una cierta sonrisa, hasta que finalmente el primer hombre dijo:
- Está bien, haga el intento, pero no creo que pueda.
El segundo hombre echó manos a la obra y en pocos minutos encontró el daño que tenía el automóvil y lo pudo arrancar. El primer hombre quedó atónito y preguntó:
- ¿Cómo pudo usted arreglar el fallo si es mi automóvil?
El segundo hombre contestó- Verá, mi nombre es Felix Wankel... Yo inventé el motor rotativo que usa su automóvil.
Cuántas veces decimos: Ésta es Mi vida. Éste es MI destino. Ésta es Mi casa. ¡Déjenme a mí sólo, yo puedo resolver el problema!. Al enfrentarnos a los problemas y a los días difíciles creemos que nadie nos podrá ayudar pues "ésta es MI vida". Pero... Te voy a hacer unas preguntas:
¿Quién hizo la vida?
¿Quién hizo el tiempo?
¿Quién creó la familia?
Sólo aquel que es el automóvil de la vida y el amor, puede ayudarte cuando te quedes tirado en la carretera de la vida. Te doy sus datos por si alguna vez necesitas un buen "mecánico":
Nombre del mecánico del alma: DIOS
Dirección: El Cielo
Horario: 24 horas al día, 365 días al año
Garantía: Por todos los siglos
Respaldo: Eterno
Teléfono: No tiene. Pero basta con que pienses en Él con fe, además de que esta línea no está nunca ocupada.
Fuente: El Web Católico de Javier

El hermoso color del amor

¿De qué color es Dios?,
preguntó el niño de piel clara.
¿Es blanco como yo,
son sus cabellos dorados como el sol?
¿Es Dios moreno como yo?.
preguntó el niño de piel con matiz bronceado.
¿Tiene el cabello oscuro y rizado,
son sus ojos negros o azulados?
Pienso que Dios es piel roja como yo,
se escucha decir al niño indio.
Lleva una corona de plumas,
y transforma en día nuestras noches umbrías.
Todos sabemos que allí está Dios,
en todos los colores mencionados.
Pero ten esto por seguro: el único color de nuestro Creador,
es el hermoso color del amor.
Así que cuando tu alma vaya al cielo,
cuando tu vida llegue a su final,
Él estará esperando y hacia ti
su mano extenderá.
No habrá colores en el cielo,
todos seremos iguales.
Sólo serás juzgado por tus actos terrenales,
allí ni tu raza ni tu nombre serán importantes.
Así que cuando llegue, tu hora
y admires a Dios arriba en su reino,
verás el único color que en realidad tiene valor,
y es el hermoso color del amor.
Arnold Sparky Watts
1 Juan 4:7-11:
“Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios.
Y todo aquel que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.
El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor.
En esto se Mostró el amor de Dios para con nosotros:
en que Dios Envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios,
sino en que él nos Amó a nosotros y Envió a su Hijo en Expiación por nuestros pecados.
Amados, ya que Dios nos Amó Así, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
Nadie ha visto a Dios Jamás. Si nos amamos unos a otros,
Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.

Fuente: Renuevo de Plenitud


La belleza de un carácter fuerte
Hace muchos años atrás, nació un niño en Rusia que se veía a sí mismo tan feo que estaba seguro que no habría felicidad para él en la vida. Lamentaba el hecho de poseer una nariz grande, labios gruesos, pequeños ojos grises y grandes manos y pies. Su fealdad lo había afectado tanto que le pidió a Dios que hiciese un milagro y lo transformase e un hombre apuesto. Hizo la promesa que si Dios le concedía eso, él le daría todo lo que poseía ahora y lo que iría a poseer en el futuro.

Ese muchacho ruso era León Tolstói, uno de los escritores más famosos del mundo del siglo veinte, renombrado por su gloriosa La Guerra y la Paz.


Tolstói admite en una de sus libros que con el correr de los años ha descubierto que la belleza de la apariencia física que una vez persiguió, no era la única belleza de la vida. Por cierto que no era la mejor belleza. En su lugar, Tolstói comenzó a considerar que la belleza de un carácter fuerte era considerada a los ojos de Dios como el bien más apreciado.


Actualmente hay muchas personas que gastan enormes sumas de dinero en su apariencia física. El carácter, por el contrario, no es cuestión de dinero ni de apariencia. Es cuestión de hacer lo que está bien sin mirar el dinero y de defender lo justo sin mirar las apariencias.


Su carácter se define por lo que es cuando está solo.

Proverbios 11:3
La integridad de los rectos los guiará.
Fuente: Renuevo de plenitud



Mándame alguien para amar

Señor...Cuando tenga hambre, dame alguien que necesite comida;
Cuando tenga sed, mándame alguien que necesite una bebida;
Cuando tenga frío, mándame alguien que necesite calor;
Cuando tenga un disgusto, preséntame alguien que necesite consuelo;
Cuando mi cruz se haga pesada, haz que comparta la cruz de otro;
Cuando esté pobre, ponme cerca de alguien necesitado;
Cuando me falte tiempo, dame alguien que necesite unos minutos míos;
Cuando sufra una humillación, dame la ocasión de alabar a alguien;
Cuando esté desanimado, mándame alguien a quien tenga que dar ánimo;
Cuando sienta necesidad de la comprensión de los demás, mándame alguien que necesite la mía;

Cuando sienta necesidad de que me cuiden, mándame alguien a quien tenga que cuidar;
Cuando piense en mí mismo, atrae mi atención hacia otra persona.
Hazme digno, Señor, de servir a mis hermanos, que viven y mueren pobres y hambrientos en este mundo de hoy. Dales, a través de mis manos, el pan de cada día; y dales paz y alegría, gracias a mi amor comprensivo.

Madre Teresa de Calcuta



La gracia del buen humor


Concédeme, Señor, la gracia del buen humor

Los santos fueron santos, pero también fueron alegres.

Santa Teresa de Jesús decía: "Un santo triste es un triste santo".

No me imagino a Jesús serio, ni a María.

Hubo mucha seriedad en mi vida, demasiada formalidad.

Muchas cosas me robaron la alegría, fueron ladrones de mi buen humor.

El buen humor no es sólo reír ante un chiste, no es la carcajada fácil, aunque reír ayuda.

El buen humor es una actitud frente a la vida, es reconocer el lado alegre de los hechos y de las circunstancias.

El buen humor ayuda a aliviar las congojas y las culpas.

El buen humor transforma nuestros melodramas en comedias.

La ironía es la caricatura del buen humor.

La ironía hiere, el buen humor cura.

La ironía ridiculiza, el buen humor crea puentes.

Humor es espíritu, actitud, ingenio, alivio, sonrisa, esperanza.

Tú eres, Señor, la causa de mi alegría.

Si los Apóstoles se sentían tan bien contigo, no creo que haya sido por tu severidad, sino por tu buen carácter, por tu buen humor.

Que sepa reírme de mí mismo, el primer peldaño del buen humor.

Que nunca me ría de los demás, el primer peldaño de la tristeza.

Ante la seriedad, un poco de soltura.

Ante la rigidez, un poco de flexibilidad interior.

Que sepa tener buen humor hará de mi vejez un camino de luz; sabré entusiasmar a otros, sabré reírme con otros.

Amén.
P. Ernesto Giobando s.j.

Cuida tu Huerto

Un peral de mi huerto se lamentaba, mientras temblaba de frío debido al helado viento otoñal que precede a las primeras nevadas:


¿Para qué sirve el verano si pasa tan pronto? ¿Para qué me calenté bajo los benditos rayos del sol y bebía el rocío, si ahora se me abandona a la amargura de esta desolación invernal? Y se retorcía y lloraba en la agonía de la tormenta. Un viejo manzano que se hallaba cerca le dijo:

Te has olvidado que ayudaste a hermosear el huerto con el esplendor de tu follaje; has perfumado el aire con la fragancia de tus flores y has alegrado a la familia con tus deliciosos frutos. Te olvidas de que has crecido y que las seis pulgadas que te obsequió este verano las retendrás, con lo que te hallas más cerca del cielo, tienes más fuerzas para enfrentar las tormentas y estás listo para esperar la llegada de otra primavera y más apto para entrar en la nueva carrera con ventaja.

Los seres queridos se van, pero la influencia del verano de sus vidas queda con nosotros. Nuestros corazones reciben las bendiciones con más calor y son más útiles a los demás debido a los beneficios recibidos de ellos. Podemos descansar a su sombra y hallarnos más aptos para la primavera de la inmortalidad, donde el sol jamás se pondrá.

Cuando Jesús dejó a sus discípulos, amigos y seres amados en la tierra, les dejó una promesa muy consoladora: "Voy pues a preparar lugar para vosotros". Al decir esto hablaba a sus seguidores de todos los tiempos y quería que estuvieran contentos de que era Él quien preparaba el lugar. Por tanto, la imaginación puede anticiparse prudentemente a describir tal lugar.

Un escritor expresó muy bien su pensamiento cuando dijo: "Su gloria sobrepasará la salida del sol, cuando el orbe se levanta con temblorosos trazos de luz, que atravesando las finísimas cortinas de nubes llenan el cielo oriental con iridiscente esplendor".

De Graciela Baquerizo (Fuente: Pequeñas Semillitas)

No hay comentarios: