Síndrome postvacacional: ¿Mito urbano o máscara depresiva? ¿Cómo superarlo?

Se trata de un trance leve y transitorio, que se caracteriza por una especie de fatiga laboral anticipada, que sólo afecta a personas sensibles. Es decir, parecido a cualquier lunes. Y me pregunto: ¿No será un invento de algunos para prolongar las vacaciones? Una concesión a la pereza, la vagancia, la haraganería, la pachorra y vicios semejantes. Para esos casos la mejor receta es: contra la molicie y la carpanta, gruesa tranca. Pero si usted es una persona seria, con sentido del deber y responsabilidad, tiene dos posibilidades.

Que sufra un síndrome leve, una discreta sensación de cansancio, malestar, desgana y desorientación, como de no saber por dónde empezar. Si es así, no se preocupe, le pasa a casi todo el mundo y no hay que hacer nada. Solamente insistir, esforzarse, ir al día siguiente a trabajar y ya verá como cada día lo nota menos y se cura solo.

Que le pase algo parecido pero más intenso y se encuentre mal el primer día, peor aún el segundo y el tercero ya no puede con su alma, no rinde nada, no hace más que tomar café y ni aun así se siente mejor, al llegar a casa le molesta todo, se irrita por nada, no duerme, etc. Si le sucede esto caben dos opciones:

Primera: Que padezca un trastorno de ansiedad o depresión, que ya padecía antes de las vacaciones, y éstas no sólo no se lo han curado, sino que se lo han confirmado. El síndrome sería una especie de máscara, y usted debería consultar con su médico.

Segunda: Que usted sufra un 'burnout', es decir, está laboralmente quemado y las vacaciones tampoco se lo resuelven. En ese caso debería analizar su relación con el trabajo, mejorar sus condiciones laborales, plantearse si realmente le gusta, le interesa, está preparado y es un profesional de lo que hace. O pedir ayuda.

Los síntomas más comunes son:

-Irritabilidad ante situaciones que antes no resultaban molestas.
-Tristeza y desmotivación.
-Cambios de humor continuos.
-Dolores musculares y fatiga.
-Disminución en la capacidad de concentración.
-Insomnio.
-Dolores de cabeza.
-Molestias estomacales y sensación de nudo en el estómago.
-Alteraciones del apetito.

Síntomas todos ellos que, en general, no tardan en desaparecer más de 15 días. Sin embargo, existe una serie de recomendaciones para que este síndrome no sea tan acusado y que recuperar el ritmo diario resulte más sencillo:

-Adoptar una actitud positiva frente al trabajo, evitando centrarse demasiado en las molestias que se sienten. De esta manera, lo único que se consigue así es generar una preocupación y malestar mayor.

-Aunque durante la vacaciones nos acostemos más tarde, es importante volver a los horarios habituales para dormir al menos 7 u 8 horas y garantizar el buen descanso.

-Si es posible, incrementar progresivamente la actividad laboral.

-Seguir una dieta sana y equilibrada que proporcione todos los elementos indispensables para superar el regreso.

-Repartir las vacaciones a lo largo del año: aunque deje la mayor parte para el verano, siempre es bueno dejar unos días para así tener pequeñas válvulas de escape a lo largo de todo el año.

-Intentar realizar sus aficiones también durante el resto del año y no sólo en verano (si se lo propone, seguro que saca algún rato bien durante los días de labor o bien durante los fines de semana).

-No hacer de éstos últimos una monotonía e intentar innovar un poquito en los planes y actividades.

En síntesis, el síndrome postvacacional es una especie de mito moderno para algunos y una realidad para otros, patológicamente irrelevante, pero que a veces oculta otros trastornos más serios, como depresiones, que pueden quedar sin diagnóstico y tratamiento. Y esto no es un mito urbano, esto, por desgracia es un problema serio y frecuente.

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