Marina y una buena acción

Marina vio a un chico que bajó corriendo de un auto y dejó en la vereda una pequeña caja, y luego volvió a subir al auto, que velozmente se alejó.

Marina se acercó a la caja y con asombro vio asomarse la cabecita de un perrito que parecía muy triste.


Apenada, Marina lo tomó entre sus brazos, y mientras lo acariciaba el cachorro movía su colita, tímidamente.


Comenzaba la época de vacaciones y Marina había hecho planes para ir, con su hermano Carlitos, a la pileta de unos amigos. Pero ahora se encontraba con un perrito en brazos, sin saber qué hacer.


Decidió volver a su casa y explicar a sus padres lo sucedido, tenía miedo de que la retaran, sin embargo nada de eso ocurrió y todos aceptaron la llegada del cachorro. Pero Marina quería saber por qué ese señor había abandonado al perrito y lo que era peor, por qué había mandado a su hijo a hacer algo tan malo.


El papá permaneció en silencio, él tampoco entendía. Sus ojos se pusieron brillantes mientras buscaba las palabras para explicar algo que no tenía explicación.


-Miren chicos, hay gente que adquiere todo lo que le gusta. mientras no le ocasione problemas. En este caso, como ustedes ven, éste es un perro muy caro, no tuvieron inconvenientes en gastar dinero para , comprarlo, pero como ahora llegan las vacaciones y . no saben dónde dejarlo, simplemente lo abandonaron.


-Pero ¿por qué utilizó a su híjo?, insistió Marina.


-Hija, las personas que tienen el mal adentro de su corazón, no distinguen nada, sólo piensan en su propia comodidad.


-Papá, ¿podernos quedarnos con el perrito? preguntó Marina.


-¿Y tus vacaciones?, preguntó el papá.


-Las pasaré jugando con él y con Carlitos- quien muy emocionado, asentía con la mirada.


Desde el jardín llegaban las risas de los niños y los ladridos del cachorro, que rápidamente perdía la timidez inicial.


El padre los observaba tras la ventana sintiendo en su corazón la paz que dan las buenas acciones, aunque no podía dejar de pensar con tristeza, en el niño que fue obligado a abandonar al cachorro. Quizá ese niño también le estuviera pidiendo explicaciones a su padre, porque los niños se dan cuenta claramente cuando algo está mal, y si ese padre comprendiera lo que hizo, seguramente sentiría mucha vergüenza.


Sin dudas, estaba muy orgulloso al pensar que sus hijos habían cambiado sus vacaciones por una obra de bien.

Amistad

Si estás feliz con
sus éxitos,
es tu amigo.
Si estás triste
con sus penas,
es tu amigo.
Si quieres compartir
su dolor,
es tu amigo.
Si quieres compartir
su alegría
sé feliz...
ten un amigo.
De Pancho Aquino (Cuentos para niños de 8 a 108)
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