La alegría de vivir (I)

Buenos días
"Hola", amigo mío.
Encuentra tiempo para ser feliz.
Sobre la tierra tú eres
un milagro andante.
Eres único, irrepetible,
Insustituible. ¿Lo sabes?
¿Por qué no estás satisfecho?


¿Por qué no eres feliz?

¿Por qué no te admiras de ti mismo y de los que te rodean? ¿Encuentras tan normal, tan trivial vivir, poder vivir, tener ocasión de cantar y bailar, de ser feliz?

Entonces, ¿por qué pierdes el tiempo
en una búsqueda alucinada
de dinero y bienestar?
¿Por qué te preocupas tanto
por las cosas de mañana
y de pasado mañana?
¿Por qué te aburres,
te encierras,
te anegas en un placer insensato y duermes mientras brilla el sol? ¡Encuentra tiempo para ser feliz!

¡El tiempo no es una autopista entre la cuna y la tumba, sino un espacio para crecer bajo el sol!

¡El tiempo no es una autopista entre la cuna y la tumba, sino un espacio para crecer bajo el sol!

¡Vivir hoy! ¡Estar tranquilo
¡Ser feliz hoy!
Libera tu corazón.
No hagas depender
la alegría de vivir
y la paz interior
de una serie de nimiedades.

¡Nadie!
Jorge ha muerto en la carretera.
Muchos curiosos.
Un atasco.
La "patrulla" lo recoge
y lo lleva al depósito de cadáveres. Durante tres días
esperan a un pariente,
a un amigo o conocido.
No viene nadie.
Lo depositan en el correspondiente frigorífico.
¡Qué símbolo!
Existe un frigorífico
para las "personas encontradas"
La espera dura ya quince días. Todavía no ha venido nadie.
Una tarde, en una furgoneta,
lo llevan al cementerio, como un "objeto perdido"
Jorge era un hombre,
un hombre solo en la ciudad.
El resto de los hombres
lo habían sepultado hacía ya tiempo.

Cada día lo mismoLa gente está enferma de aburrimiento.
Cansada de vivir.
En casa no falta nada.
La mesa está generosamente provista.
Ningún día es "nuevo"
Las cosas se repiten todos los días.
Las paredes son herméticas,
siempre igualmente frías.
Nunca entra un ruido distinto.
La gente está enferma de aburrimiento.
Ya no ve las flores, ni los pájaros.
Sus animales han muerto,
como ellos mismos.
La gente sale de noche, hasta el amanecer, y duerme cuando brilla el sol. Acude al médico, al neurólogo, al siquiatra. Se siente incómoda en su propia piel.
Algunas personas transmiten luz. Otras lo oscurecen todo.

¡Ja, ja, ja, ja!
¿Por qué nunca nadie
se echa a reír como un loco
en una gran asamblea, delante del televisor
o en una recepción?
A reír, al ver
con qué lúgubre seriedad
ciertos hombres construyen
su importante personaje
y se matan por salvar las apariencias;
al ver cómo se agitan
en un laberinto de vanidades supervaloradas... De forma pseudo-científica, ellos devalúan
los auténticos valores de la vida, y cultivan un egoísmo mortal.

Entra en ti mismo

Pasas horas en limpiar el coche.
No escatimas tiempo para escoger tu ropa.
No te pones nervioso en la peluquería.
¿Por qué dedicas tan poco tiempo
al "cuidado" de tu corazón?

Si vives sólo "de cara a la galería",
si únicamente te interesas
por las apariencias, por la compostura,
por la reputación, entonces tu felicidad
está supeditada a una balanza de azares externos;
entonces hoy eres feliz y mañana desgraciado;
hoy estás de buen humor y mañana deprimido.

Entra erl ti mismo,
Trabaja "hacia adentro",
en lo más profundo de tu corazón.
Allí habitan los sentimientos
y los deseos que te turban
o te alegran inmensamente.

Nada es inútil
Mis ojos están hechos para la luz,
para el verde de la primavera
y para el blanco de la nieve,
para el gris de las nubes y el azul del cielo.
para las estrellas de la noche
y para el increíble milagro
de tantas personas maravillosas
que me rodean.

Mi boca está hecha para la palabra, para cada palabra amable que otro espera. Mis labios están hechos para un beso y las manos para la ternura, para el consuelo y la ayuda del pobre. Mis pies están hechos para el camino que conduce a los desamparados.
Mi corazón está hecho para el amor y el afecto hacia los que tienen frío y viven en soledad.
Mi cuerpo está hecho para la intimidad
con los demás.
Sin cuerpo, ¿dónde estaría?
Nada es inútil.
Todo tiene un profundo significado. Entonces, ¿por qué...
- No soy feliz?
- Tengo los ojos cerrados?
- Mi boca está llena de amargura?
- Mis manos son como un dique
y mi corazón se ha vuelto árido?
¿Aún no he entendido
que estoy hecho para la alegría?

CONTRA LA TRISTEZACuando la vida te parezca demasiado agobiante, trata de parecerte a un payaso: en su corazón él llora, pero, imponiéndose un rostro sonriente, toca el violín para un niño, para curar, de esta forma, su corazón de la tristeza.

Gente feliz
He buscado la causa profunda de la felicidad humana. Nunca la he encontrado en el dinero, en el lujo, en el propio provecho, en el poder, en el ocio, en el ruido, en el placer.
En las personas felices he encontrado siempre una rica vida interior, una alegría espontánea hacia las cosas pequeñas, una gran sencillez.

En las personas felices me ha impresionado siempre la falta de envidias insensatas. En las personas felices no he encontrado nunca impaciencia, agresividad o divismo.
Casi siempre poseían
una gran dosis de humorismo.

¿Dónde han ido a parar las flores?
¡Dime! ¿Dónde han ido a parar las flores? ¿Las flores de la alegría de vivir, las flores de las cosas bellas y buenas?... ¿Dónde están?
¿En el telediario, en los reportajes
y en las conversaciones cotidianas?
Están muertas y ahogadas
bajo una avalancha
de noticias de odio,
de violencia, de homicidios,
de escándalos grandes y pequeños.
Nadie ve las flores.
Nadie oye hablar de ellas.
Han muerto marchitas en la
cartera de los vendedores de sensacionalismo
y en los labios de los profetas de catástrofes.
¡Dime! ¿Dónde han ido a parar las flores?
Las flores de los pequeños dones recíprocos.
Las flores del mutuo don de sí.
De la esposa al marido.
¡De todas las personas, unas a las otras!
¡Han muerto a causa de nuestra necedad,
ahogadas en nuestras vacías pasiones,
en nuestra pequeña guerra fría!

¡Dime! ¿Dónde han ido a parar las flores
de aquellas pequeñas alegrías que existían en nosotros
y que podíamos ofrecernos los unos a los otros?
Tú tienes un corazón
y hay alguien que necesita de ti.
¡Prepara las flores!

¡Para muchos la vida es estéril!
Porque no conocen la amistad,
porque nadie les quiere.
Por más que la busquen,
no existe para ellos una señal
de simpatía o de afecto.
¡Para ellos nunca florece una flor!
Y, sin embargo,
¡las flores realizan milagros!
¡No es necesario que sean exóticas o caras!

Flores corrientes, sencillas:
una sonrisa, una palabra amable,
un gesto amigable.

La flor más sencilla, si sale del corazón, habla de un trozo de cielo sobre la tierra, donde los hombres son ángeles, donde, por cada angustia, por cada sufrimiento y cada lágrima existe un dulce consuelo,
donde, los unos para los otros,
los hombres se abren como flores.

Todo depende del corazón


Más que con la inteligencia tú piensas con el corazón. Con el corazón miras a los hombres y a las cosas. ¡Lo observas todo con el corazón! Las relaciones con los demás dependen de tu corazón. Defiendes con toda la inteligencia y todas lasfuerzas aquéllo que desea tu corazón. Tu corazón escoge las ideas, la política, el sistema por los que quiere combatir. El corazón oscurece o ilumina la razón. La regla que nunca falla para el corazón, es el amor. Si tu corazón está lleno de egoísmo y de desconfianza no encontrarás nunca una senda de paz. Lo demuestra el fracaso de todas las "mesas redondas" y las interminables discusiones que se organizan para tratar sobre la paz del mundo.


Los hombres no se aman y por éso nunca llegarán a un acuerdo. El único resultado conseguido es un inesta­ble equilibrio de poderes, fundado en la mutua des­confianza. Es mejor, pues, no hablar de paz hasta que ella deje de significar, tan sólo, un precario acuerdo internacional montado sobre el cráter de un volcán; o que no sea más que la convivencia, sin amor ni ter­nura, en una misma casa. La paz, la alegría y la felici­dad en el mundo no brotan de la razón, son una conquista del corazón. Una sociedad puede llamarse cristiana, socialista, comunista o maoista... Estará, en cualquier caso, viciada hasta que el corazón del hom­bre no reine en ella sano de raíz. Una tarea funda­mental para cada hombre: ¡el cultivo de su corazón!


A fuerza de cartas, de llamadas telefónicas y de con­versaciones, he entrado en la jungla donde los hom­bres se humillan, se torturan y se empujan a la deses­peración. La jungla donde se manifiestan los más bestiales instintos del hombre: codicia, abuso de po­der, deseos abyectos, orgullo, celos, violencia..., todas aquellas cosas que Jesús señaló como raíz de todos los males. Cuando, impotente, me siento cerca de las numerosas víctimas que, agotadas y al borde de sus fuerzas, quieren terminar con la vida, me dan ganas de gritar en ese desierto espiritual: "Hombres, volved a vivir humildemente, volved a las cosas sencillas de la vida, a la alegría, a la bondad, a la amistad".

Lo que nos hace felices

Si eres capaz de saborear el placer
que proporciona una flor,
una sonrisa, un juego de niños,
eres más rico y más feliz que el más ricachón:
él tiene todo lo que se puede desear
y todavía permanece insatisfecho,
incapaz de saborear las cosas,
porque está aprisionado en sus riquezas
como el caballo de lujo en sus arreos.
Recuerda: no es cuanto posees lo que forma tu riqueza, sino cuanto saboreas.
No dosifiques tu amor como un farmacéutico.
No calcules antes cuánto dar,
hasta dónde debe llegar tu amor.
No cortes al amor su espontaneidad.
El amor pesado y medido no es amor.
Es cálculo. No da alegría.
Este tipo de amor no te hace feliz.
Vives en la indiferencia:
todos los días se convierten
en un largo y aburrido viaje en tren.
No sientes nunca el calor en tu intimidad; nunca tienes ganas de cantar y bailar. El amor espontáneo es otra cosa. El amor espontáneo hacia tu marido, tu mujer, tus hijos, tu padre y tu madre, hacia un niño abandonado, hacia un hombre que sufre o hacia un ser marginado.

El amor espontáneo es un don
que te conduce hasta el más alto nivel de la satisfacción humana.

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