La odisea de aprender la lección

A veces intentamos poner orden y solo logramos ser vistos como los seudo salvadores quienes desean ordenar las cosas. Aprendí de la humildad porque en una discusión de posturas de extremos nadie triunfa. Menos los conciliadores con ansias de difundir la supuesta verdad.

Aprender para adquirir la conciencia de las cosas que debemos mejorar se vuelve una odisea para decenas de almas. Sucede que existen personas en situaciones de sufrimiento y aunque reconozcan la escapatoria de sus problemas no asumen la actitud que nace cuando se aprende la lección.

Una cosa es advertir la solución de los problemas, otra es aprender la lección, como por ejemplo la solución al alcoholismo es dejar de beber; Más aprender la lección es saber que el alcohol no permitirá que disfrutemos de la vida, aprender la lección es tomar la actitud de dejar de beber, asumir que esa droga líquida es un mal y decidir ahora el basta definitivo para salir del círculo infame del alcoholismo. Eso es aprender la lección. Repito las palabras para que juntos hagamos verbo de la frase.

Quienes se atreven a alcanzar sus más caros sueños, tienen infinidad de retos. Hay quienes por más intento en la búsqueda de la propia felicidad aún no conquistan sus metas. Bien, aprendieron a establecer objetivos, a visualizar el resultado, se encaminaron, cayeron una y otra vez. ¡Pero no aprenden la lección! Cometen los mismos errores.

La vida es ensayo y error. Pero jamás aprenderemos más del fracaso, aquel que afirmó que sí debe ser encarcelado sin compasión. Los fracasos o resultados desagradables no nos enseñan más que las cosas que no deben hacerse. Lo que necesitamos aprender es saber qué debe hacerse. Aprender de los buenos resultados y multiplicar sus efectos.

En otras palabras, aprender la lección. Seguir los buenos resultados y los caminos victoriosos. Un emprendedor no va a buscar consejos de los fracasados, pues sólo encontrará respuesta para las cosas que no deben hacerse. El empresario en ciernes buscará la sabiduría vivencial de aquellos adelantados en el camino para instruirse sobre los pasos hacia los resultados positivos.
Definitivo. Aprendemos intentando. Pero no solo intentar sino distinguir lo eficaz de lo inservible. Esto es aprender la lección. Caemos, nos levantamos, aprendemos la lección, intentamos, funciona, tenemos resultados. Aprendemos la lección y multiplicamos los resultados gracias a la experiencia propia y la de los adelantados en nuestro oficio.

La enseñanza de los buenos resultados

El detalle extraordinario está en aprender de los mejores no de los fracasados.

El fracaso te enseña pero te limita la visión. Los buenos resultados te enseñan mejor. Al final tu camino será inconfundiblemente único en todo este mundo. Aprendas el arte que aprendas. Nadie más recorrerá exactamente cada paso que tu has tomado. Y eso es especial.

Los premios Nobel de Literatura con tan grandes obras han sido también grandes lectores, cada quién ha tenido a sus modelos, pero al final nadie ha escrito la misma obra. Alcanzaron el máximo galardón. Y cada uno es tan distinto. Cada quién vivió su odisea hasta la cima, y cada vida será la crónica irrepetible de los mejores literatos del mundo. También recuerden que no todos los mejores escritores recibieron el Nobel. Pero fueron a pesar de todo lo que quisieron ser.

Para algunos la grandeza de la vida no está en las grandes medallas, diplomas, títulos. Sino en la sencillez de la vida. Alcanzan sus máximos sueños porque forman una familia, procurando el bien a todos los que los rodean. En verdad, no tenemos que ser los líderes del mundo, presidentes de grandes naciones, para hacer de este mundo el mejor. La grandeza de la vida es proporcional a la grandeza de tus sueños. Si tu sueño es la felicidad de cada uno de los que te rodean, encomiéndate a esa misión.

Es cierto cuando dicen que no es necesario alejarse del mundo, envolverse en un manto y retirarse del mundo para buscar la iluminación. Desde cada rincón del mundo donde estemos, en verdad, podemos desencadenar la odisea de crecer, con la lección aprendida. La Madre Teresa de Calcuta, es el mejor ejemplo de una sagrada misión en la sencillez de la vida. A los enfermos desahuciados los hacía morir dignamente, haciéndoles saber que morían en brazos de amor.

Aprender la lección significa desencadenar una actitud. Cuesta aprender si primero no tomamos conciencia de que necesitamos más habilidades para la vida. Es duro pero digamos la verdad: Porque no aprendimos a encontrar al responsable en nosotros, buscamos al culpable en los demás. “Por la culpa de Sócrates yo no pude ser Napoleón”, suena a “mejor te culpo a ti, porque yo he sido incapaz de enfrentarme a mí mismo”.

Los enfermos mentales se van al psiquiatra con sus tratamientos. A las personas que suponemos normales sinceramente les cuesta reconocer, que una infinidad de veces, sufren porque quieren. No en el sentido de haber tomado la decisión consciente de sufrir. Sino porque en su sufrimiento, tal vez conocen las soluciones, pero a pesar de ello no aprenden la lección. No toman una actitud de “se acabó el sufridor, bienvenido el aprendiz.”

De acuerdo, también hay culpables como los medios masivos de información quienes nos venden la idea del sufrimiento como algo normal. En las telenovelas el galán y su familia le hace la vida cuadritos y rayitas a la bella señorita, quien al final, para variar, llora en la boda con el hombre de sus sueños, tras un largo y estereotipado tormento, “porque para ser feliz primero se tiene que sufrir”. Buahh.

Primera plana de los diarios: Muerte, violación, corruptos, droga. ¿Esto es normal? La vida no es sufrimiento, aunque algunos intachables líderes religiosos nos han legado eso de “el sufrimiento te encamina a la salvación”. El gran problema del mundo no es sino crisis moral y espiritual. Los valores positivos hacen que los hombres desencadenen odiseas a favor del mundo. La falta de ellos produce una interminable cadena de desagracias que no caben en todos los periódicos de la Tierra.

La crisis de valores de nuestros países podemos resolverla cada quien en su propio mundo, si cada uno se comprometiera a implantarse valores y luego sirviera de ejemplo con sus actitudes, posiblemente este mundo sería un mundo mejor. Si lees estas líneas no termines de leer si antes no te has comprometido con aprender la lección y compartir el sueño de resolver la crisis de valores. Porque de ello depende si tu mundo será desgraciado o feliz.

Poner en marcha la actitud del entusiasmo es una odisea, pero te traerá enormes satisfacciones porque te interesaste en ti, y no eres un obstáculo sino un apoyo en la hazaña de los demás. La odisea de aprender la lección te ayudará a resolver la incertidumbre para encaminarte gloriosamente a vivir tus sueños. Continúa la crisis de valores porque todavía no aprendemos la lección. Desata la actitud del entusiasmo y hazte de aliados. Quienes dicen que se han hecho solos en la vida, están equivocados o inflan su ego por resentimiento con la vida.

Tenemos que aprender juntos, uno nunca se hace solo, siempre hay aliados. Por lo mismo mantén tus relaciones con el mundo en buenas condiciones. De ello dependerá que se multipliquen los resultados positivos que buscas, para tu bien y el de los que te rodean.

En resumen para aprender la lección:

1.- Reconoce que tienes cosas personales que mejorar.

2.- Decide que llegó la hora exacta que esperabas, cuando separas el pasado y preparas el futuro. El momento en que decides aprender es el ahora, no ayerni mañana, hoy.

3.- Desata la actitud del entusiasmo, es la mejor manera de saber que tanto aprendiste, ¡vamos! en el camino, la odisea, aprenderás más.

4.- Persevera, evalúa tus resultados, y si en algún momento crees que todo está acabado, es cuando tienes que darle más fuerza.

5.- Dota a tu espíritu de convicciones positivas. Tu motivación tiene que ser permanente. Tus sueños te mantendrán motivados.

6.- Si piensas que la motivación se te acabó, recuerda llenarte de entusiasmo, pues la actitud positiva no tiene límites.

7.- Ten fe, es el poder que mueve las montañas. Eres un ser con libertad para hacer de tu vida lo que desees. Créete sin límites porque lo eres; atrévete y verás cuan poderosa es el fuerza de creer.
Tomado de: La Enciclopedia de la Motivación Personal por
CARLOS DE LA ROSA VIDAL.

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